
expresión creadora, mas tan solo en el campo de la plástica.
Con su mirada traspasó la contemplación y se fue a jugar el juego más hermoso de todos los tiempos, mientras el amor y la muerte lo atisbaban. Y él solamente atinaba a jugar y jugar, hallando estrategias y secretos en largas partidas de ajedrez. Era Marcel Duchamp, el artista más extraño, tal vez el más extraño del planeta.
Ilustración: La partida de Ajedrez, de Marcel Duchamp, 1910.
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Y es que esa fascinación por el Ajedrez desplazó al arte expresado en la plàstica. Eso es lo que a mí, me conduce a indagaciones sobre los sentimientos de Marcel Duchamp, porque en este tipo de decisiones, no observo a la racionalidad como un generador importante. O esta es una especulación algo extraviada. No lo sé. La certeza de Marcel, era la que no admitía dudas. La certeza y el sentimiento centrífugos en su intensidad irrevocable.
7 comentarios:
Me gusta mucho Marcel Duchamp.Creo que era un hombre apasionado y extraño como bien dices y como tal vive el arte o cualquier afición con pasión y rareza. Es una manera de aferrarse a algo en lo que uno cree con firmeza .La pasión dirigida hacia una cosa concreta , ese juego de ajedrez que ,por otra parte, despierta grandes pasiones en todos los que lo conocemos. Saludos, Vir&
Diseñó su propias trebejos, cuyo fino tallado me cautivó, y me cautiva, cada vez que los veo.
Era un hombre singularísimo, sí...
Cálidos salutes.
q vida interesante, seguida por el itinerario de una estrategia en perpetua evolucion
perpetua finita perpetua
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:-)
El ajedrez es una rama de las matemáticas, o al revés, no sé. Y la rareza, la extrañeza, es una rama de la lógica, o al revés, aunque tampoco sé.
Hermoso apunte, Vir y lleno de cariño por el personaje. Un abrazo cálido.
Nicho, creo que es todoe eso de vuelta y al revés: el ajedrez es lo más bello que existe para jugar, par hacer la batalla mental.
:)
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Querido Álvaro, ahora que lo dices: es así, tengo cariño por gente como Marcel, Gilles, Susan S, Antonin, como si ellos hubieran hecho algo grande por mí exclusivamente y es que en realidad me siento incluida en esa gran marea de dones que nos han dejado con sus cresciones, eso que
alimenta el imaginario y le da sentido a los sentimientos...
Un abrazo.
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