El calentamiento global, la criminal y constante deforestación, la contaminación a gran escala, todo ello expolia y envenena el planeta. Es ya un tópico hablar de la capa de ozono y de las movidas ecológicas. Lo que está en el tapete mundial, no es solamente una cuestión exclusiva de grandes corporaciones implicadas y de marchas multitudinarias de protesta (que de hecho continuarán enhorabuena) porque el espectro se amplia a la actitud concreta de los que manejan administraciones locales de poder: Los concejos municipales, enclaves importantes, por ejemplo.
Si un alcalde ordena talar masivamente árboles de un parque y demás zonas de su distrito, está apsotando en contra del cuidado ambiental. Si su administración aprueba se prefiera derruir zonas de vegetación para que en vez del verdor hayan megacentros comerciales, ¿de qué ciudadanía se puede hablar?
Qué gastada la terminología en pos de darle autonomía pensante a quienes en realidad detentan los pequeños poderes que reunidos, formarían bloques de contención ante la escalada destructora del planeta.
Presión. Se necesita presión para que desde la instancias del Gobierno Central los otros poderes
tomen como ejemplo la necesidad de cuidar todo lo que contribuye a sanear el aire y la vida física en la ciudades.
Los inmensos desastres que están sucediendo en el mundo están relacionados directamente con la gran contaminación que hay en el planeta. El impacto que ocasiona ir arrebatando los pulmones a las ciudades es potente. Como las emanaciones químicas que en las minas se expanden, envenenando la vida de los habitantes que en vez de ser beneficiados, se enferman y agonizan en esa periferia. La vida se pone por debajo de lo intereses económicos. Encontrar salidas, es algo que se discute y discute y no se materializa: el círculo vicioso se amplia en vez de reducirse. A nivel gobal, las movidas de ecologistas agitan el piso a las Transnacionales, mas aún no existe una poderosa actitud en los millones de habitantes que somos nosotros en este planeta Tierra.
Antes que las tragedias se multipliquen, escribir, actuar de diferentes maneras, desde cada posibilidad, será algo que valdrá la pena porque todo se difunde y activa como un boomerang. Nunca será inútil apoyar lo que esté a favor del planeta, a favor de la vida aunque no exista en sí la fé en la infabilidad del ser humano.
Necesitaba escribir esta reflexiones y sí el tono se decanta por lo discursivo, es algo que en este caso, no creo que sea algo depurable. No soy una moralista acuñada en jornadas de vida, en asociaciones, partidos o congregaciones. Lo único que sé es que cuando se quiere compartir algo, hay que compartirlo desde el lugar al que uno tiene acceso y héme aquí, siguiendo en este post, lo que decía en el anterior: vivir es un reto. Cuidarnos, una necesidad. Los problemas existenciales seguirán y seguirán, y la filosofía, las radiografías almísticas y toda catarsis de la subjetividad nadie nos la quitará.
Si un alcalde ordena talar masivamente árboles de un parque y demás zonas de su distrito, está apsotando en contra del cuidado ambiental. Si su administración aprueba se prefiera derruir zonas de vegetación para que en vez del verdor hayan megacentros comerciales, ¿de qué ciudadanía se puede hablar?
Qué gastada la terminología en pos de darle autonomía pensante a quienes en realidad detentan los pequeños poderes que reunidos, formarían bloques de contención ante la escalada destructora del planeta.
Presión. Se necesita presión para que desde la instancias del Gobierno Central los otros poderes
tomen como ejemplo la necesidad de cuidar todo lo que contribuye a sanear el aire y la vida física en la ciudades.
Los inmensos desastres que están sucediendo en el mundo están relacionados directamente con la gran contaminación que hay en el planeta. El impacto que ocasiona ir arrebatando los pulmones a las ciudades es potente. Como las emanaciones químicas que en las minas se expanden, envenenando la vida de los habitantes que en vez de ser beneficiados, se enferman y agonizan en esa periferia. La vida se pone por debajo de lo intereses económicos. Encontrar salidas, es algo que se discute y discute y no se materializa: el círculo vicioso se amplia en vez de reducirse. A nivel gobal, las movidas de ecologistas agitan el piso a las Transnacionales, mas aún no existe una poderosa actitud en los millones de habitantes que somos nosotros en este planeta Tierra.
Antes que las tragedias se multipliquen, escribir, actuar de diferentes maneras, desde cada posibilidad, será algo que valdrá la pena porque todo se difunde y activa como un boomerang. Nunca será inútil apoyar lo que esté a favor del planeta, a favor de la vida aunque no exista en sí la fé en la infabilidad del ser humano.
Necesitaba escribir esta reflexiones y sí el tono se decanta por lo discursivo, es algo que en este caso, no creo que sea algo depurable. No soy una moralista acuñada en jornadas de vida, en asociaciones, partidos o congregaciones. Lo único que sé es que cuando se quiere compartir algo, hay que compartirlo desde el lugar al que uno tiene acceso y héme aquí, siguiendo en este post, lo que decía en el anterior: vivir es un reto. Cuidarnos, una necesidad. Los problemas existenciales seguirán y seguirán, y la filosofía, las radiografías almísticas y toda catarsis de la subjetividad nadie nos la quitará.






