19.8.06

Lo que me dijo la parca y recuerdos cercanos

Oye, -le dije a la parca con tono desprecupado aunque en realidad me desolaba tener encima mío a la pálida inmisericorde- estás fría como un oso polar, ¿podrías retirarte un poco de mí?

Al instante pensé que había sido torpe a la potencia mil: se trataba de persuadir a la parca de que me deje, no de hacerle preguntas. Así, di paso para que se riera y vi su gesto burlón mientras daba pasitos de baile.

- Voy a abrazarte y si me da la gana te llevo.


Me congelé de pavor. Me olvidé de lo hermosa que es la niebla, de tus ojazos extrañísimos y de todo lo sublime que busco cuando estoy sola en el desapego que me cansa, velando las tomas de mi película personal. Me congelé y vi cómo la parca se tornaba frenética como un arlequín en día de fiesta. Lentamente, recordé que desde niña he esperado a la parca. Lentamente reconocí que lo que me daba pánico era su proximidad en un día de celebraciones. Esta señora que de pronto era señor con capa blanca y cara aún más blanca que la nieve, si cabía tal posibilidad, venía a sacudirme cuando estabas en camino para que juntos navegáramos en esa tarde de verano, con gaviotas en el cielo y el inminente plenilunio. Algo celestial en el infierno que es este mundo.

Estábamos frente al mar y la parca giró hacia mí, con figura de siniestro andrógino, rejuvenecida, como si se hubiera hecho una cirugía plástica de última generación.

Las olas retumbaban como seres de quimera, tal vez esos seres imaginarios que atravesaban mis sueños, cada vez que se aproximaba tu venida. Ahora, estabas cerca, y la parca lo sabía. Apretaba su mandíbula, me lanzaba su gélido aliento y sonreía.

Estábamos en una playa solitaria, como la de esós films franceses donde se ha dejado solos a los actores en la escena marina. Tirité como un dibujo animado
que se va a desmayar o al que la parca se llevaría, sin happy end. Yo era los trazos de un pintor expresionista y la parca era la musa y el numen unidos en una imagen viva. Paradoja horrenda. La parca silbaba un requiem que yo amaba. Conocía mis afectos y mis pocas ilusiones, mis carencias y mis soledades.

- Sé libre aún, dijo mirándome como si fuera un Dios ominoso que concede la vida a su esclavo, el perseguidor de escenas imposibles. La parca repitió sus palabras al verme enmudecida, tan pálida como ella, sin lágrimas ni temor, porque ya me estaba muriendo.


Niebla, la niebla otra vez vino a envolverme en pleno estío, como un último capricho de la parca en esa tarde, antes que llegaras y me dieras ese fogonazo de tu mirada, mientras yo renacía.






*******


A fines del verano, Al fue mi fotógrafo. Se reía contento por el enfoque que le había dado a las fotos, sus precisos encuadres, con la luz de la tarde que se llenaba de niebla antes del anochecer. Me he dado cuenta que no es la primera vez que Al toma fotos captando el instante y la imagen en el punto para un certero flash, y me alegro, me alegro mucho. Le veo contento cuando va a tomar fotos: se pone festivo. Nos acompañamos risueños y luego callamos como en un ritual.

Aquella vez, mientras él se mojaba en el mar, antes de que la gente dejara la playa vacía, yo pensaba en la escena en blanco y negro. El invierno, como el de ahora, con su lluvia y su neblina. Personajes con abrigos cruzando la playa, conversando sobre el lonche que deseaban, los hijos que habían ido a un campamento, las flores que brotaron en el jardín, y el silencio para los secretos. Algo parecido a los secretos de familia que se ven en La flor del mal, película de Claude Chabrol. Homicidios acometidos a sangre fría en venganza a cariños maltratados, a amores prohibidos. Imaginaba un cortometraje dramático. Volaba un rato.

El negro es un hermoso color, ya lo dije alguna vez. Las negras nubes son hermosas si hay niebla y anuncian una tormenta que nosotros eludiremos, regresando a casa. Antes una foto, querido mío: toma la cámara. Mira el panorama, espera, o haz click si identificaste que estás en el instante justo. Cae la lluvia y no habrá tormenta, hijo, solamente cae la lluvia y las nubes negras son hermosas. ¡Flash, vamos!





Ilustración a color: La parca, tomada de Google.
Foto: Mar y nubes, de Marta Pereyra.
Foto en blanco y negro, tomada de Google.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Wow, a una mama de un amigo le deciamos la parca, imagina porque. Saludos Estimada Vir&

Marea dijo...

La parca, detesto cuando abusan de su autoridad. Buena foto.

KuruPicho dijo...

Asterix, la foto de sam Google, de origen innominado, està buenìsima, justo lo ke vos decìas sobre el negro ahì aparece en toda su profundidad...Amiga, salto a este apelativo abruptamente, porke hoy temprano al abrir conjuntamente el blog del puerto y mi correo, encuentro en esta ùltima el envìo de mp3 de la Siouxie alemana, Anja y su banda...Miles de gracias, mi(nuestra, con Montse) retribuciòn tendrà ke estar a la altura de tu regalo indefectiblemente...

Anónimo dijo...

Jo, estoy imaginando posibilidades y finalmente ni me da risa...

Bueno, la parca de mi post tenía su malévola gracia, al menos.



:)salutes Jo.




***



:)

Marea, hablas en singular, ¿te refieres a la foto del mar con nubes?





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Hey Kurupi, a quién no le gustan los regalos, mas de veras que el mejor, es saber que están contentos. Demoré en enviarlo, mas llegó... :) grandes salutes a ti y a Montse.

tzarel dijo...

Ver a la parca dando pasitos de baile es una escena dadá. Un divertimento. Son pasitos, no pasos. Hay humor.
La parca andrógino es otra imagen para explorar más. En mi ermita, lo haré.
Si Al sigue fotografiando, tendrá otro motivo para darle sentido a la vida. Si se oye solemne, no importa, es verdad.
El acto de fotografiar es el abordaje de la metafísica visual. Es la que he elegido para contemplar, tú entiendes.
(La hibernación no me impide tener apetito. Quiero un bistec inmenso con mucha ensalada.)
:)

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Sí, Tzarel, a Al le salen bien las fotos, sin mayor esfuerzo. Yo, en cambio, no encuadro bien. Creo que el encuadre me sale , escribiendo. A ver si un día saco una foto memorable, aunque sea sólo una :)

También me ha provocado comer un bistec. Sí, cómo no, con bastante ensalada.
:)

XIGGIX dijo...

q hermoza la foto "mar y nubes", de marta pereyra, me la estoy guardando; se parece tanto a las playas de mis sueños. sobre la parca, repetiria unas palabras de silvia plath..."no queria flores; solo queria yacer con las palmas vueltas hacia arriba y hallarme totalmente vacia. ! que libre se siente una ! no tienes idea de lo libre..."