14.3.06

¿Tú te ríes, yo me río?

Nunca me gustó la uniformidad, por eso cuando usaba el uniforme del colegio, me miraba reflejada en mis compañeras y veía una chiquilla flaca con los gestos a lo 'quiero comer un helado y ya'. Nos mirábamos y todas igualitas mas diferentes a las que usaban uniforme plomizo. Salíamos riéndonos como pequeñas salvajes liberadas de la prisión

yo era tímida mas me reía mucho con la bella Patty mientras la veía subir al auto sentada al lado del chofer, un señor gordito y distante.

La risa. Siempre la risa. Ataques de risa en una reunión solemne, o en la clase de matemáticas, como una manera de eludir ese gran rubor que me causaba el profesor cuando se aproximaba e intentaba tocar una de mis rebosantes mejillas y luego el pavor y otra vez la risa.

Entonces imaginaba acueductos y ya soñaba con París, desde que la vi en blanco y negro en una escena perdida de la televisión. Yo le agregaba color, porque creía en los colores, la esperanza y todas esas tiernas cosas de las que hablaban con los ojos encendidos las monjas, mis madres a la fuerza.

A la fuerza: eso. Qué manera de amar tan defectuosa. Creía amar a las monjas y en realidad no sabía lo que era amar y entonces me iba al acueducto en un intento de escapar. Y me iba.

Amaba a la fuerza, porque era el deber de una alumna, amar a su alma mater y a sus tutoras. Como cuando te unes a alguien porque está en tu camino y en esa ruta le ves las cosas lindas que tiene, un bigotillo como pelo de durazno difuminado, un hoyito en la mejilla, algo. Como ese lunar de Sor Teresa y el ataque de risa, plaf, venía y las ganas de bailar, algo estrepitoso y de ver a Sor Teresa volando por los aires con el hábito que se le caía y yo veía sus senos grandes desinflándose como si fueran globos y toda ella era un gran globo con ojos, y porque era grotesco, se quedaba con calzón. Y yo reía y reía. Y caminando, plaf, chocaba en un pasillo, cerca de la capilla con ella, y la risa se transformaba en saludo, como si un botón automático hubiera sido apretado y volvía a mi estado natural, tenía que amar a Sor Teresa o quererla mucho, algo así.

Y la risa esperaba por mí. Ahora que veo las plantas en la ventana, brillar por el sol que les cae perpendicularmente, me siento ubicua y estiro los pies.

El aburrimiento, difícilmente viene a mí.

Podría ser un personaje de una historieta futurista, alguien que destruye una cabina espacial para rescatar a los niños secuestrados por los pertefónicos

los pertefónicos son esos seres archiconfusos en todo, que siempre andan en una nota condenatoria y pueden ser malvados, tontos o nada de eso...

A estas alturas soy una mujer que escribe en una mañana de verano, levantándome por ratos para cocinar y mover los brazos en aspas como si fueran pequeños molinos quijotescos, en un intento de ser simplemente una mujer que mueve los brazos y no piensa en nada

ni en ti que tal vez te preguntas qué huevadas estoy escribiendo, qué me pasa , si no lloro, porque me pongo tan torpe y escribo como si nada. Oh, nada trascendente, y sin soundtracks ni azul diluído en las palabras. O sí, algo azul se filtra, siempre.

Código de barras: producto desechable que abro para cocinarlo suavemente. Como me gusta la suavidad, quiero que este pedazo de carne saque sus jugos y al masticarlo me dé placer.

Placer: me imagino extendida en una gran mesa de cocina, no como Jessica Lange sacudida por Jack Nicholson en 'El cartero llama dos veces' o un poco, sí, un poco. Sin cuchillo enorme cerca y sí con la carne roja cocinándose suavemente cerca mío y alguien viene. Alguien que yo amo, porque así la unión de los cuerpos, es más hermosa, más intensa.

Es cuestión de tiempo. Mi tiempo es otro. Y soy ubicua.

La exhibición perturbada: el nombre de una inquietante bitácora. Una manera de mirar dentro: escaparate personal, yo sin nada que decir cuándo la ciudad arde. O los carteles propagandísticos en cada esquina y otra vez un sabor en la boca, amargo, un puñete en el estómago, un do re mi fa sol la si desafinado.

Podría subirme a estas mesas, voltear una, preparar el acto rebelde en un gesto íntimo.

Siento a esta sociedad como un succionador de la alegría. La sociedad de los abismos sociales.


La carne está suave, yo soy suave ahora, mi amor es una suave pelusa que vuela por la sala y se va por la ventana. Soy ubicua.

Voy a pedalear la bici y atravesaré esa calle donde hay un rosal amarillo y más allá una calavera pintada en la pared. Y me desdoblaré al cruzar la pista, sin temor, me borraré, reapareceré, me reconoceré y plaf, espero que me de un ataque de risa, por la cara desconcertada que sé, tendré.

Fotos: arriba, Acueducto de París, de Gerard Laurent. Abajo: Foto de Bresson.

14 comentarios:

Reaño dijo...

cuando pases por el rosal amarillo mira si el ruiseñor ha vuelto, para estrechar su pecho contra la espina... esta vez d euna rosa amarilla que mire la bandera pirata sobre el muro.

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Hola! :)
Hay algo que te digo, bueno, por esta vía -tan pública-

gracias por tu gesto de ayer, gracias por decir que me proyectaste como que me querías como una madre o una hermana. Es paja, eso que nace de ti.

Seamos amigos.
:)

Reaño dijo...

Siempre Vir&, seamos amigos, y recuerda que los sentimientos filiales, fraternos... son la base de aquel fenómeno tan bacán que uno llama amistad: brindo por ti Vir& y estoy para siempre, para los días todos!

Vico dijo...

seis de la tarde en LA y paso por tu casa...no se si estas pero estoy
con gripe pero estoy
cansada, un poco tambien...

Vico dijo...

tu post...me dió nostalgia, me trajo recuerdos, y la risa me llegó lejos
tenés una manera de escribir que me da gusto leer

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Imagino que llegas extenuada. Yo, hace unos munutos vi tus comentarios y con ello me alegré.


Como propusiste el otro día, podríamos tomar un café.


:) Abracito.

Vico dijo...

vir...no tengo tu msn,
pero mi correo esta en mi blog
porque no me mandas tu msn y nos anexamos a charlar un rato?

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Charruita, estoy en plenas tareas de casa...

:) te escribiré, cómo no.

Anónimo dijo...

el titulo! =) es mejor reir juntos.. qe dispares... :D cuidate vir... no lei mucho solo queria saludarte ;)

Eleafar Cananita dijo...

oye..estuvo muy pictorico jaja. mira, si yo fuera Dali, cosa que no soy porque ya pasó de moda, serías un molino de viento que prueba si la carne ya esta lista, mientras Sor Teresa Sancho flota en calzone hacia ti, que de pura ubicua ya te moviste, porque tambien hay que cuidar de cuestiones de la casa, y digamos que el Quijote esta en la distancia jugando ajedrez con Al, así que no se han dado cuenta de nada. Pero a Rocinante le han salido pedales, y te montas sobre él, a ver a donde llegas...

pucha... sorry, el insomnio

PD: espero que sor Teresa, no sea la de la Cruz, porque sino me acabas de enviar al psiquiatra.

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Noemí, así era, así es, y no tenía conciencia de ello. Los priemros días de clase una no se incomodaba mucho con el unforme, mas luego, ya se hacía pesado....

día tras días con el uniforme, qué desaliento, entonces quedaba imaginar, jugar, leer...

:) Abracito.









****



Ah, Zezé, grax, todo bien. ¿el título?
así, entre signos de interrogación, me gustó.

Salute :)





***


Eleafar, algún día cuando en Lima, nos encontremos, entretantos que te quieren mucho, ojalá haya tiempo para conversar y reír, reír mucho, como ahora que me he reído tanto...


y de veras, me cuentan que los psquiatras son gracisos algunos e insoportables otros. No quisiera conocerlos. Mejor, un psiconalista, alegre como tú.

:)

Rain (Virginia M.T.) dijo...

ya te convertí en psicoanalista :)

y tú que pintas...


y tú que tramas la escena estelar...

diego dijo...

las risas siempre fueron un mecanismo de escape.
yo las saco cuando estoy nervios.
también las saco cuando estoy contento.
pero no las sacaba cuando me colocaba el uniforme.

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Hola! caramba, yo creo que meintras Patty estuvo en el colegio, yo reía mucho. S´eso es.

Diego, por tu comenatrio , he precisado este recuerdo.

:) ay.