Dos ángeles se habían balanceado en las rejas verdes que limitaban una parte del mar en París. Y quedó un aroma a gardenias, profundo y persistente.
Ahora corrían con las alas invisibles, como haciendo ejercicios, mas no era eso lo que sucedía. Tenían un fulgor en los ojos, reconocible para el ángel más distraído que los viera apenas un segundo.
Iban en busca de un hombre que tenía ambos sexos en su cuerpo maltrecho, un criminal oculto en su rígida casa, un escritor frustrado de noches absurdas y acertijos anodinos.
Ninguna arma llevaban los ángeles, sólo menta en los bolsillos y unas pinzas filudas para arrancar los ojos del hombre. Menta para masticar algo perfumado después de la acción nocturna. Poco a poco anochecía y ellos saltarían sobre el criminal agazapado.
Había un inconveniente, los ángeles solían vomitar cuando percibían algún miasma. Ellos mismos sentían asco de sus vómitos, así que se pusieron unas mascarillas especiales y llegando a
su destino, encontraron al escribidor, sumido en un hondo sueño. Como si ni siquiera un apocalipsis pudiera despertarle.
Crack. El crack de la muerte.
Ojos arrancados.
La despeinada cabeza cayó pesadamente a un costado de la almohada. Y un líquido viscoso goteaba por el borde de la cama...
Los ángeles se pusieron los audífonos y ambos (eran gemelos, sus preferencias eran similares) escucharon ' El Ave María' de Schubert y silbando imperceptiblemente se fueron volando.
Volando felices .
Foto: París, de Gerard Laurent.
6 comentarios:
I wanna be an angel right now
:) You are Kat, Imperfet, perfect.
Qué angélica felicidad. Como decía Genet, el crimen es hermoso cuando está escrito. Quiero esa angélica felicidad, la que viene después de ese crimen.
Nos vemos Vir&.
Adriana.
Hermoso poema. Wow, el Ave María de Schubert. Hoy pensaba en ese sonido. Aquí en Cajamarca (vine por motivo de trabajo) hay una virgen llamada La dolorosa. Cuando entré a su iglesia, quedé impresionado por su belleza. Al entrar sientes en su rostro como si te hablara, como si mirara. Tiene una vívida mirada.
Eso que ves lo he visto desde mi subjetiva proyección en 'el doctorcito de Praga' que es como le llaman al niño Jesús, del cual mi papá era un reverente amador.
Son ojos que conllevan la intensidad del que los hizo... creo.
¿ Será eso?
Hay otras cosas más. Las imágenes tienen profundidad, dislancia, latitud, éter, magia. Podemos ver. Vemos.
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