Actores del grupo 'Ópalo' (Perú) en 'Antonio y Cleopatra'.
La rebelión del cuerpo
A veces me siento ajena a las calles ruidosas y a las gentes que vienen y van. Y otras experimento como si todas las moléculas esparcidas en ese tráfago urbano me hubieran tragado hace tiempo. Entonces, me rebelo. Me gusta ser yo y ser el otro sin que la esquizofrenia me alcanze y succione mis fuerzas. No pertenezco a la ciudad que grita; pertenezco a su silencio y a su rebelión. Los gritos se han ensuciado: de a poco se limpian cuando exorcizan sus anhelos más ocultos y los sacan al paisaje de la ciudad. Allí, parapetados se descubren y develan a quienes los lanzan sin pudor.
¿ Por qué no me importa ningún magisterio que no sea el que me da mi maternidad?
Alguien indefenso depende de mí y todos mis conocimientos son apenas la punta de la ola en el mar. Desconozco tanto, que oír que me llaman 'culta' moviliza mis sentidos y me aparta del aquí; para luego volver como tornado y en ese vértigo, me difumino y apelo a aislarme. Y mi cuerpo se libera, se arremolina y violenta. Paréntesis temporal: suspensión de mis piernas en el acto paradoja. Mi mente se expande como rayo y sé que hay alguien y algo que me dotaron con esta fuerza que recreo, mi soberanía y mi carnet de identidad .
Cuando aún no había leído 'El pesanervios' de Antonin Artaud conocí a gente de teatro. Yo sólo leía a Nietzsche como si fuera lo más importante. Y todo cambió en mi vida, y como recurrencia de las escenas que acontecen borrando alguna por error, para luego hacer el montaje, olvidé o
creía haber olvidado que el teatro me dio otras miradas y otros movimientos.
Ellas, las actrices eran las más lindas mujeres que hubiera visto. Desinhibidas y traviesas, me trasmitieron su actitud para lo lúdico. Actitud potenciada que me hizo canalizar lo que conocía, cinemas, collages, happenings, conciertos de música clásica y rockera, metalera y de la naciente electrónica atisbada y radiante.
Ellos se echaban en el suelo, cuando querían, podía ser en medio de la vereda, porque sí, un instante y luego el salto. Los había como siempre, atentos al culo más sobresaliente y la volátil aventura . Algo común. Ah, mas los que eran diferentes, eran los que investigaban a fondo, en grupos compactos y por individualidades a la par con las chicas, en todo
un despliegue de rizomas -aún yo no sabía que esa manera de estudiar era ni más ni menos que rizomar- y era un deleite ver los ensayos, como cuando ensayaban los textos de Ionesco. Y así como algunos refranes son certeros, aquel que dice 'dime con quién andas y te diré quién eres', me tuvo como una exponente de su aserto.
Esa esfera de los respetos cerrados, de las reverencias y los engreimientos era un vendaval
recuerdo. Qué peso cayendo, el peso de una educación represora, de una formalidad disfrazada de corrección y de honestidad, de probidad y rectitud. Lo tragicómico pegado a las personas como segunda piel y en los ojos ese mirar avieso por creencias tenazas.
Llegaron Artaud, Brook, Ionesco, Beckett.
Densidad y juego. Mística subvertida. Desaire a 'querida aléjate de esos vagabundos'. La vagancia como una manera de ver toda la ciudad, sus cerros, sus plazas, su periferia y su centro. Conectarse fluidamente con todo, llevar libros en la mochila, mas fuera de casa, caminar tanto, tanto, que el final del día sólo era nube rizoma.
Recuerdo a la más bella chica de la ciudad caminando por el centro de Lima , al lado del muchacho más hermoso -al que perseguía hasta la más tranquila adolescente y él nunca se pavoneó por eso- * los dos venían hacia mí con una cajita cilíndrica de papitas crocantes y una bandada de palomas pasó cerca de nosotros. Era una mañana brillantísima y la Plaza San Francisco estaba llena de niños lanzando maíz y comprando globos . El amor eran dos chicos que no se besaban , tan sólo eran en sí el centro de la escena, la risa y esa inocencia diferente. Aquella mañana fue uno de esos momentos al que Paul Bowles se refiere en el parlamento final de 'El Cielo protector' : "¿cuántas veces habrás visto la luna llena ? ¿cuántas veces dirás : sin este instante no concibo mi vida?... y sin embargo pensamos que la vida es inagotable"
Aquella mañana y otras... mi hijo y yo contemplándonos en el Puerto de la Punta, en un atardecer de otoño, allí al pie de ese faro, escuchando el sonido del mar. O el baile espontáneo que en las noches de juego nos alienta a ser fuertes en ese otro mar de los tiempos.
El cuerpo en plasticidad y rebelión, la individualidad y la multitud interconexas, como en aquella otra noche marchando en un ritmo y en multiformes ritmos, juntos, distintos y semejantes. Y luego, en la otredad y la elevación, la vibración del cuerpo que se erige gloriosamente físico y espiritual como una obra en constante invención.
* Post dedicado a Luc y Jorge.
10 comentarios:
Un texto exquisito. Eugene Ionesco, vaya, después de tiempo lo oigo nombrar (La photo du colonel). Mis amigos los absurdos, Alfred Jarry, Grouncho Marx, la otredad de Cortázar y Artaud, tu maternidad y Nietzche moviendo la sarten, qué exquisito.Sospecho que tienes algunos poemas que aún no nos has mostrado y que provocan leerlos.
Lo de Nietzsche moviendo la sartén, me ha hecho pensar en Cortázar tocando el saxo cerca del Puente de los Suspíros, o en Artaud escuchando a Pink floyd...
Poemas, por allí están..., lo que pasa es que no consigo ediralos bien, con las herramientas que hay en blogger. Mas sí, por aquí están, husmea de nuevo...
Un grato salute.
Y gracias por lo de 'exquisito'... me dejas de una pieza. Salutes.
Corporeamente rebeldes y rizomaticos, para seguir aullando a voz de cuello: Abajo el betún!
Muchas gracias por el (¿por que no?) exquisito post.
Saludos.
Inmersa en la literatura, y la magia de la vida, te notas en tu escrito.
Bardamu: ¡Aún a distancia, en la
blogosfera, se siente tu despliegue rizomático!.
Salutes.
Y caminando en el tiempo, otros hallazgos encontramos...
Un grato salute Noemí.
Qué escrito más para pensar, para detenerse en cada palabra, en cada frase....
Preciosa imagen la de arriba;)
Cuídate, besos y un big abra:
Alma;) (f)
Adelante chicos, con su proyecto. Me hacen recordar a G. Debord, que seguramente sus expertos conocen muy bien, porque sino de qué estariamos hablando. Qué falta de tino el mío, chicos...
A veces uno piensa que la vida te espera al otro lado de la muerte, que los colores se esconden en un arcoiris, que el mar se va con las nubes ha llover sobre las altas cordilleras que el hombre solo a podido contemplar desde la distacia o los helicopteros. El hombre es el deseo de su sueño, de sus cuentos y de su mar barado en algún puerto, encendiendo la luz del faro y besando las sombras mientras una música de tango te recuerda que los pasos los marcan aquellos que te llegan al alma. Como tu, que me llegas alma a mi y a todos los que leemos tus post siento que a veces la muerte y la vida me esconden recuerdos y frases que siempre llevaré dentro, para mi y sólo para mi.un beso muy fuerte me encanta como escribes.
Jo! Vir....
Me estas dejando flipada de lo sobrada de ingenio y letras que andas ultimamente....
Genial, sin más ;)
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