Comenzé con un blog en azul con círculos de colores en el encabezado. Desconocía algo tan simple como es el proceso del ping para actualizar y al principio no tenía un tono claro, una voz. Tuve que cambiar la url del puerto, porque de pronto el blog no aparecía más y así llegué a la dirección actual.
Más allá de los avatares técnicos y las vivencias blogueras, la idea del puerto en medio de un mar de palabras, me ha resultado benéfica porque es que como imagino es su blog para cada uno de ustedes, un lugar donde llegar y compartir experiencias, miradas, rutas. Alguna vez pensé que debía concluir, mas niet, el puerto tiene vida y dejarlo flotando en la blogósfera no me haría sentir bien. Preferible darle su temporada /pausa alguna vez, por ejemplo para leer detenidamente los blogs que no leo por falta de tiempo.
Leer todos los enlaces, explorar la red.
Lo que haría para después contarlo en el puerto:
En un tiempo de pausas, si tuviera el dinero suficiente me iría con una laptop a recorrer el país, llegaría a Cusco, para llegar a su imponente Macchu Picchu, estaría en la selva, navegando en uno de sus cristalinos ríos, me alojaría en medio de ciudades calurosas y almorzaría en sus limpios mercados.
Volvería a Trujillo a mojarme en la hermosa Playa de Huanchaco. Encontraría piedras rojas en sus orillas... Ah, lo que haría si fuera posible.
Nada es ideal. Todo es imperfecto. Y eso no es una desgracia. Lo terrible es la satisfacción de una vida rutinaria sin el viaje que ningún boleto te puede dar: el viaje interior.
*
Gracias a cada uno de los que llegan al puerto y se detienen a dejar sus comentarios, gracias a los que si no dejan uno, leen los posts, escuchan la música, ven los videos, hacen una estación en el puerto.
A veces pienso en los autores de blogs con los que se ha perdido el contacto, sin que esa haya sido mi intención. Recuerdo. Y voy a sus sitios, intempestivamente.
Sería gratísimo que todos los que nos conectábamos y nos conectamos vía blogs estuviéramos celebrándonos en una gran banquete imaginario, eh.
Me hago la idea y sonrío.
Como si nos viéramos en un gigantesco ecrán, expansivos, conversando, brindando, en una noche de verano mientras una banda sonora nos acompaña, como en la escena de una película de Fellini.
(¡Cómo no iba a hacer una alusión al cine en este post celebratorio!
Aquí debería escucharse una nota musical en contrapunto).
Un motivo para el sentido de la fiesta, mientras la vida se va y algo de su esplendor nos queda en la retina y el galopante corazón.
Escogí para dedicar a este tiempo del puerto, a un Cronopio que cante. Uno de los grandes bienamados, a quien el querido Julio Cortázar ponderara en su libro La vuelta al día en 8O mundos: Louis Armstrong.
¡ Disfrutémoslo, grandes salutes a todos y hasta pronto!.
Más allá de los avatares técnicos y las vivencias blogueras, la idea del puerto en medio de un mar de palabras, me ha resultado benéfica porque es que como imagino es su blog para cada uno de ustedes, un lugar donde llegar y compartir experiencias, miradas, rutas. Alguna vez pensé que debía concluir, mas niet, el puerto tiene vida y dejarlo flotando en la blogósfera no me haría sentir bien. Preferible darle su temporada /pausa alguna vez, por ejemplo para leer detenidamente los blogs que no leo por falta de tiempo.
Leer todos los enlaces, explorar la red.
Lo que haría para después contarlo en el puerto:
En un tiempo de pausas, si tuviera el dinero suficiente me iría con una laptop a recorrer el país, llegaría a Cusco, para llegar a su imponente Macchu Picchu, estaría en la selva, navegando en uno de sus cristalinos ríos, me alojaría en medio de ciudades calurosas y almorzaría en sus limpios mercados.
Volvería a Trujillo a mojarme en la hermosa Playa de Huanchaco. Encontraría piedras rojas en sus orillas... Ah, lo que haría si fuera posible.
Nada es ideal. Todo es imperfecto. Y eso no es una desgracia. Lo terrible es la satisfacción de una vida rutinaria sin el viaje que ningún boleto te puede dar: el viaje interior.
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Gracias a cada uno de los que llegan al puerto y se detienen a dejar sus comentarios, gracias a los que si no dejan uno, leen los posts, escuchan la música, ven los videos, hacen una estación en el puerto.
A veces pienso en los autores de blogs con los que se ha perdido el contacto, sin que esa haya sido mi intención. Recuerdo. Y voy a sus sitios, intempestivamente.
Sería gratísimo que todos los que nos conectábamos y nos conectamos vía blogs estuviéramos celebrándonos en una gran banquete imaginario, eh.
Me hago la idea y sonrío.
Como si nos viéramos en un gigantesco ecrán, expansivos, conversando, brindando, en una noche de verano mientras una banda sonora nos acompaña, como en la escena de una película de Fellini.
(¡Cómo no iba a hacer una alusión al cine en este post celebratorio!
Aquí debería escucharse una nota musical en contrapunto).
Un motivo para el sentido de la fiesta, mientras la vida se va y algo de su esplendor nos queda en la retina y el galopante corazón.
Escogí para dedicar a este tiempo del puerto, a un Cronopio que cante. Uno de los grandes bienamados, a quien el querido Julio Cortázar ponderara en su libro La vuelta al día en 8O mundos: Louis Armstrong.
¡ Disfrutémoslo, grandes salutes a todos y hasta pronto!.