18.4.07

Soundtracks de otros tiempos

Cuando escucho versiones de temas que en su momento causaron furor, tienen que traspasarme el recuerdo en un preciso tajo. A veces son canciones que se aprendieron en excursiones, y que se quedaron marcadas con el fuego de esa emoción teñida de un deja vú, una rítmica tonada de amor ido.

Supe que Leonardo Favio, un cantautor de los setentas, filmó películas. Algún día veré una de ellas, para conocerle en ese terreno; entretanto me quedan sus canciones, que un rocker que se precie sabe y mastica en noches de ciudad movida, con tortuosas o jubilosas miradas de extremo a extremo. Un zigzagueante reguero de emociones, algo que te saca de tu lugar y te hace un poco más claro en medio de una oscuridad natural.

Es raro, si se piensa en mates, declaraciones al pie de un poste, en plena calle, o en un patio de universidad, en un parque, o en un mirador con magnífica vista al mar. O en un asiento con los forros garabateados por los escolares y los enamorados. En un bus donde las transpiraciones y el deseo se sienten en el aire, las paradas, el viento que entra por las ventanas y el pase del cobrador cansado. Las horas en vaivén como en un gran escenario móvil. Bah, tanta soledad y desatinos.

Así que plam plam, esta voz me llevó a otro territorio, como si el poema de la ciudad nocturna, fuera la canción, la voz del cantante, sus ojos entornados, toda la vida en unos minutos. Y el horror lejos de nosotros, allá donde no estaremos o eso es lo que queremos sin saber si mañana alguien disparará a quemarropa sobre unos chicos que resuelven ecuaciones y leen algún poema de Withman para estar frescos y sanos.

Así que como no se sabe qué te deparará el mañana, el no destino y la lírica loca loca o el desgano, escuchar a Corcobado, te quema la mirada y después todo se pierde por esos laberintos de la imaginación: el sueño, otra vez aparece. Y no hay nadie que nos acompañe.

Sólo quedan huellas, susurros, gritos, besos, nucas fragantes, cansancio, sexo ardoroso, decepciones, extrañamientos y noches musicales. Sí , eso es lo esencial: la música copando el cuerpo, todo el cuerpo.


8 comentarios:

Unknown dijo...

Maestro Favio!!!!

Gran Salute, Rain. Hoy que es un día adecuado para voçe. Con lluvia a trapada entre cada callejuela

XIGGIX dijo...

hey, virgin, quien creyera, pensar q me sabia casi todas sus canciones y las cantabamos a duo en el colegio con un amigo argentino adolecentemente enamorados del amor y, esta, precisamente, era junto con aquella de la flor, las q mejor creiamos interpretar
esa voz, junto con la de arturo font marco declamando a vallejo, son los espejos sonoros q atraparon aquella etapa, cuyos ecos aun juguetean en el laberinto de mi espiritu
gracias por pulsar aquellos resortes en esta mañana celeste

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Ludovico, los grandes días no son tantos, así que tu invocación es escuchada concentradamente, como en una oración.

Abraxo.


*


Ah, escribo en ua tarde que desde tu perspectiva, prolonga el celeste celeste con la canciòn. Iggix, de veras la versión primigenia es escelente. Sólo que a ésta la encuentro matizada en su intensidad...

Corcobado...

XIGGIX dijo...

si, infinitas percepciones desde el yunque y el martilo...pero es q favio era una voz atada a una cierta marginalidad andada y antigua q compartiamos bajo una contradictoria calida rudesa...

Unknown dijo...

Oremos, por que los dioses de la lluvia se lleven con el agua tanta imprecación contra tanta humanidad dispersa

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Oraciones dichas de diferentes maneras: sí, allá van

no caerán a la nada.


Un abraxo.

George dijo...

caracho !!, he corrido este video más de 10 veces.... y cada una de ellas lo cantaba con más entusiasmo ;)

Rain (Virginia M.T.) dijo...

Contaba que habían 7 comentarios con el mío y se me pasó que estaba uno que no había leído, el tuyo.

Sí, este video se ve y oye muchas veces. Por la gestualudad concentrada e intimista, la emoción, el sentimiento que se traluce, existe más allá de la interpretación
y porque se oye esa voz tan particular y profunda ...

Salute George.