Pensar en la gente amiga viajando, me pone alegre.
Y veo charros ahora que pienso en MM, veraneando en México. Me dan ganas de ver un taco a punto, aunque no me encante el taco ni lo picante. Imaginar que MM llega al desierto de Sonora y ve a Arturo Belano, que la mira extasiado.
Y que por allí aparecen dos charros enamorados, mirando de soslayo a Arturo Belano. Así que MM se da la vuelta diciendo una de esas cosas que ella sabe decir como nadie más. Y bueno, Arturo Belano se iría tras de ella sin pensarlo dos veces.
Me gusta pensar en la gente que viaja. Me gusta pensar que viajaré pronto.
En realidad siempre estoy viajando.
Ahora veo a Doria , entretiempos y extraño mucho su carita. Suprema belleza. extraño su risa y plaaaafff, caen gotitas por mis mejillas, gotitas, gotitas...
La dulzura toda, la destino a Doria y a Al.
Ah, viajar con Al y comer pachamancas en la sierra, ver niños chapositos, caminar por las calles del barrio de San Blas en el Cusco. Entrar al paraninfo de la Universidad 'San Antonio de Abad', comer alfajores
quisiera comer alfajores contigo Claudia, tú sabes
y una taza de leche fresca en la tarde lluviosa, de la mano con Al y su robótico juguete.
O viajar sola unos días.
Ir en ómnibus por la carretera central, llevar mi discman, la cámara fotográfica
una digital, sí, una moderna
y subirme a una roca gigantesca, como si fuera mío el mundo (o es que deseos como ese, se me escapan pronto)
y escribirle un poema loco al hombre misterioso al que de pronto extraño
contradicciones al filo de la medianoche
y ver vampiros ocultos en las esquinas de las calles tranquilas
o a un arcángel desatinado mascullando improperios
por la necedad de los chicos beodos que pasan gritando
y luego volver lentamente a mi habitación de hotel chiquito con calefacción y flores lindas en la ventana
volver
volver
volver a casa
decirle a Al que iremos al cine y comeremos pastelillos luego de la función, mientras hablamos del viaje que haremos la semana que viene, con supermochilas, lejos de las noticias, antes que juramenten en el Congreso, con banda presidencial, que el vértigo se vaya, y que algo hermoso sobresalga. Vale, después de tanta tonalidad grisácea, girar y girar suavemente, mientras el mundo se quiebra. Viajar y viajar o girar, o soñar, o no estar donde arde la carne solitaria.
No sé. Dime mi niño, ¿a dónde quieres viajar? dime, y prepárate. Lleva un chullo azul y amarillo, ah sí, el tablero de ajedrez va donde tú vayas, y guarda las galletas de coco, el libro de poemas y el thermo.
Hay que ver cómo ese arcángel desatinado me agita...
Fotos:Alejandro Jaimes-Larrarte , a color y en blanco y negro, Iván Castiblanco.
7 comentarios:
Vir, no estaría nada mal ir a Méjico a aprender un poco de realismo visceral con Arturo Belano.
Viajar purifica, te renueva.
Un abrazo, generosa Vir.
Llegaría a todo el color de Méjico
(sí, con j suena muy bien)
y
pasearíamos por su centro entre tacos y chicos apurados...
No sé, es como pensar en algo vertiginoso...
:) abracito.
buen momento para sentir otros espacios, mas abiertos,minerales...un viaje con tu niño, q chevere, cada quien recreara el paisaje en un mismo abrazo...
suerte virgin
Un viaje es lo que quisiera hacer y los 'quisiera' no siempre se materializan en el momento, mas allí vamos. Como decía, en realidad siempre estoy viajando.
Ah, la suerte...
gracias Iggix, por los buenos deseos.
Leo tu post y viene a mi memoria un libro, un magnífico libro, que leí hace ya algunos años. Sí, "Los detectives salvajes" (¡cómo no!) de Roberto Bolaño. No había vuelto a pensar en él y hoy lo he vuelto a ojear, leyendo palajes así, al azar. Sí, leer es otra forma de viajar.
Leer, imaginar, leer...
imaginar.
Nos vemos akebono :)
Viajar a lugares donde desaparece la turbulencia, la angustia, aunque en ese lugar haya gente apurada. Será posible que uno mismo ande turbulento, pero el nuevo paisaje aleja lo pesaroso de la turbulencia y sólo queda lo maravilloso.
Se inventa lo maravilloso y es como un eterno retorno, la vuelta constante.
Se viaja eternamente.
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