Y al otro odio, el que busca su exorcismo en la justicia, lo recuerdo.
Y en medio de este remolino de rabias, se mezcla la cara emocionada de Billie Holiday y me sereno, contradictoriamente me sereno.
Habría odiado a mi madre, y ni eso fue posible. No tengo ni una foto suya. No sé si mis ojos se parecían a los míos o si la expresión de su cara está en mí de alguna manera, remota o evidente. Ha pasado tanto tiempo, y yo sé que ella era casi una niña con sus 17 años, y sé que en nuestro país, las madres dejan a sus hijos y que en general no los vuelven a ver jamás.
Sé que hay pobreza, prejuicios, plaf, hay mucha amargura entre las gentes que se matan trabajando por salarios ínfimos.
Y sin embargo ríen.
Sé que el confort no es la panacea, sé que la ausencia de confort es molesta. Y que los sufrimientos matan.
Bólido tiempo y el odio como algo que cercena los espíritus. He visto el odio. Lo vi en unos ojos, no podía ser más que odio. Más que amargura, diferente al dolor. Y no lo olvidé.
¿Me asusta el odio? Creo que precisamente no me asusta, sino me violenta y también me entristece.
Lady Day, musa de los jazzmen y de los locos amables, hubiera querido conocerte. Eh, hubiera querido verte corriendo por las calles de Manhattan y sin timidez, saludarte y alegrarme por no ver odio en ti. Y ver tu cara que como una rosa se abría en el momento de cantar. Y después la ebriedad tuya deslizándote por esas calles, y tu desamparo, ese jodido desamor que lanzaron a tu vida, como si fueras un resto de basura que nadie quería guardar, porque la basura se tira, porque sólo estorba.
Tú, Lady Day eras celestialmente triste y bella, y con tu rostro flor me quedo en esta noche de domingo, a solas en esta pequeña sala, con la cara de Ludwing Van, desde el afiche en blanco y negro, mirándome alucinada.
5 comentarios:
Yo conocí al odio en los celos de Otelo, leyendo esa edición en papel biblia.
La gente celosa odia por ratos.
Se consumen en esos ratos. Vi a un pata alucinando situaciones como Pablo Castel de 'El túnel'. Celos para matar. Pero no matan, se matan ellos. No sé si yo llegaría a ese extremo. Odiar por celos. Después otra vez pasar a la pasión y en ese vaivén, hacerme un karakiri emocional.
Oye, como dices,Billie tenía glamour. El movimiento de su cabeza y su mirada, con una melancolía subrepticia.
¿Qué voy a hacer al final de este domingo? los programas dominicales de actualidad me dan alergia.
¿Un mate de los que te gustan?
Hablas de la edición Aguilar, claro.
Demonio o celos.
¿Será como el odio? Tú lo ves así y te digo que no sé. Creo que desconozco el odio y no sé si si eso es natural. O sino dejarme ser, dejarlo ser, dejarlos ser...
.
.
.
.
.
.
.
Y los músicos, exuberantes, eh.
Este video tiene sofisticación.
Billie miraba más allá de lo ordinario.
El mate está tibio.
Reúno conchas de mar mientras caliento el mate.
Pondré a Billie antes de dormir.
Tocado! me iba a dormir y tendré que aplazarlo como mínimo 9,04 minutos mas, aunque mañana con calma vuelvo, leo detenidamente el post, -ya se que la cosa es mucho mas fuerte que una canción hermosa con unos músicos alucinantes-, es que me tocaste la fibra sensible, mañana hablamos.
Leiste el libro con la biografía de Lady Day?, si no es así te lo recomiendo, mañana te doy las señas.
Publicar un comentario