Fuego y sangre en París.

Murieron quemados.

Sus muertes aparecieron en notas breves. Luego alguno diarios las resaltarían, los movimientos de solidaridad aparecerían: los blogs en el mundo intervendrían y de esta manera, se haría evidente una vez más la verdad cruel que muchos prefieren eludir: los más pobres están expuestos a lo peor dónde sea, por ser pobres, por ser negros, inmigrantes. El que es 'clarito' aquí, en Europa es marrón, el que es 'gringo' aquí, allá es un extranjero más y si es pobre, si es inmigrante, si está solo, ha de reunirse con otros inmigrantes para estar en comunidad. Una manera de vivir lejos del país de origen, una manera de subsistir.
Fue un gran incendio, que no es el primero en estos días, en París.
Y sin embargo los inmigrantes que murieron eran ciudadanos franceses por residencia, muchos empleados en labores mínimamente pagadas, y viviendo sin la seguridad necesaria. París no es tan bella, tiene su sordidez y su desamparo.

No volverán

Esos ojos niños mirando la luna lunera

esa risa peregrina de infancia arrugada

la esperanza envuelta en conservas, madrugadas viajando en el metro,

amores perfilados y extraños,

todo eso no volverá.

Antes de dejar que esta tragedia quede relegada a una noticia más,
lo que es inadmisible,- estoy recordando que el brasileño muerto a mansalva en Londres, en realidad no corrió ni llevó puesto un abrigo grande como afirmó la policía londinense- dejo este post, aunque ese mismo domingo no leí diarios, no vi televisión ni escuché la radio. Lo que sucedió me indica algo más que un 'infórmate , no te aisles'. Me dice que mientras estoy viva y mis seres queridos lo están, el egoísmo de esta frágil certeza es como un muro que aunque ya se está cayendo, aún tapa el otro lado, la otra realidad.
Entonces sé que, a ese muro, lo he de derribar.
* Foto: Luego queda la sansación de despojo, espacio desolado.