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15.2.07

Honor a dos colosos y un hallazgo por el día de los enamorados.

Oh, sí, con la confianza que me permito, como si fueran viejos amigos Gabo (Gabriel García Márquez)y Silvio (Silvio Rodríguez), me declaro una aventurada amadora de sus creaciones.

Voy a volver a las mariposas de Mauricio Babilonia que llegó para el amor en Macondo y a las mariposas de Silvio, revoloteando cerca de estos ojos míos que quisieran mirar de cerca al cantautor de cuyos temas, jamás me olvidé en la hora de la verdad: cuando uno se enamora hasta los huesos, o necesita algo sabio y hermoso para escuchar.

Así que el desdén que los detractores de Silvio, puedan sentir y difundir me tiene sin cuidado, como deduzco les será indiferente que alguien como la asterixiana Rain, ame sus canciones y escriba en el puerto sobre ese angelus pasional. Una manera de decir, también que extraño a Juanita, la amiga de los tiempos dorados en medio de la guerra, cuando caminábamos hablando de la vida, los libros, cine y de música, música y más música.

El libro cumbre del cual muchos hablan como si fuera fácil, escribirlo, "Cien años de soledad", fue mi refugio en días de melancolía, allá por el tiempo de los primeros desfases amatorios, en plena chiquillada desventurada y vuelta a la alegría con el milagro de aquellas páginas en las que pantagruélicas comilonas eran acometidas por un Buendía y una mujer con el porte de las mujeres pintadas por Botero.
Por eso mi regocijo fue supremo cuando leí hace unas semanas
este excelente trabajo de NYStreet.


*

Imposible, quedarme en silencio acerca de la venida de Silvio al Perú.
Sin explicar los por qués, no podré ir a su Concierto. Eso me entristece, mas niet, giro y sigo: pongo sus cd's y canto.

Uno se forma, con vivencias, lecturas, azares, música, películas. Esta asterixiana se formó con las canciones de Silvio, como con las de Joy Division, con la voz y el charango de Jaime Guardia y los valses de Felipe Pinglo. Así que mi homenaje personal para el isleño Silvio, no tiene grietas ni verguenzas.

Recuerdo que la primera vez que escuché esta canción, sentí que en el alma se me prendía algo
tan grande como una nube gigantesca, una sensación de ternura radical.

Mariposas, así se llama la canción.



*


Ahora le llaman el mes de los enamorados, a Febrero. De San Valentín, el santo de la fecha original, se sabe poco o casi nada

-que fue un perseguido por seguir las enseñanzas de un Jesús aborrecido y temido aún en su muerte, por las autoridades y los sacerdotes -

y bien, el mes de los enamorados, tiene
este post fulgurante, que a uno le dejan en una nota inquietante, porque cuando se escribe de amor, como si te dispararan a quemarropa con palabras, no queda más que dejar que nos disparen y morir un poco, o vivir esos instantes,
como si el nunca rondara al felino amor, que nos arroja a ese paraíso artificial. Oh, temporalidad, pasajera locura. Sí.