Complejidad, dolor y ligereza.

" Quiero irme lejos". Esas palabras escuché al pasar por la tienda donde compraría las uvas y vi el rostro sombra de una mujer que lloraba. Yo también lloraba sin lágrimas. No quiero decir por qué, mas lloraba. Al, mi hijo estaba triste. El dolor a veces es una derrota en una partida de ajedrez.

Cuando sabes que deberá pasar un tiempo para que demuestres que amas el juego de los trebejos, el espacio de las hermosas contiendas y que el amor está en la victoria, después de las derrotas.

El dolor es sentir que no hay calle serena que te devuelva las ganas de reír en el instante en que lo deseas, porque la soledad es infranqueable si eres

alguien que camina completamente solo.

Complejidad de los ojos que no alcanzan a ver dónde está lo real y dónde lo imaginario.

Complejidad de las horas perdidas. Ciudad ruidosa y terrible. Ciudad madre, ciudad tentáculo.

Enamorarse en una noche de un jueves, cuando nada parecido existía: tan sólo la ligereza de los extravíos y trazos de plumillas negras.

Clac. Sonido de una puerta sin las bisagras lubricadas. Clac, ligereza conquistada en los pasos rítmicos y el pedalear de la bicicleta cuando el verano ss despide y se aproxima la ventolera de los monstruos que van y vienen. Y un rubor me enciende la cara. me eiro al espejo y veo un rostro lejano , y en esa mirada me escapo de mí misma. Adolezco de algo que no sé precisar y exorcizar.

Ligereza de los días que vendrán. Querido hijo, estamos solos, es verdad, es verdad.

Foto de Zena Halloway.