Caminando por ese puente

Querido, concéntrate con todas tus fuerzas y entra a la foto: ¿ves? el cielo tiene nubes dispersas como en una película de Murnau y el puente es hermoso y antiguo. Por allí caminamos, tú ríes echando la cabeza para atrás y yo te miro y quisiera ser la que dibuja, retratar tu faz y aquello que te transforma al anochecer, esas comisuras imperceptibles al lado de tus labios y tus ojos, los más extraños que jamás vi.

Yo quisiera ser un ojo tuyo.

Y me quedo en silencio como un animal perdido recordando aquella torpeza que te dije: unas palabras que hablaban de conmoverse y de ti. Porque soy infantil a veces y eso me sorprende a mí misma. Es espantoso y gracioso a la vez.

' Cross the breeze' suena mientras caminamos y tú me dices : "Hoy es el día internacional de la mujer' y sacas de tu impermeable negro un libro de Tim Burton con ilustraciones preciosas y yo soy capaz de darte un beso cinematográfico mas tú vienes antes que yo y tu cara sonrojada me recuerda a los adolescentes, a la melancolía negra, y a un poema de Baudelaire.

"El amor esta´sentado en el cráneo de la Humanidad....".

Y ahora me sonrojo yo, porque soy una niña grande que te canta despacito y quisiera entrar a un cinema antiguo contigo, y ver una película expresionista en función continuada antes de ir a la oscura y bella habitación donde vives como un extraño dandy del siglo XXI. Mas antes de todo eso, ya estás aquí, en mí y yo no me había dado cuenta.

Si me desenamorara se perdería la noche y la extrañeza de tus ojos, por eso escribo para ti, ¿lo ves?. Para ti que hueles a mar en una noche breve y distante.

Foto: 'Sobre el puente Duero' de Cazurro.