Hay quienes, antes de publicar un blog, diseñan mentalmente sus objetivos. Hay blogs para todas las áreas y cada blogueador/a se adentra por lo que prefiere, o cómo vaya desarrollándose lo que quiere. A mí, particularmente, me interesó desde el principio, escribir sin imaginar destinatarios concretos. No era muy consciente de lo importante que eran y son los comentarios. Escribía para mí misma, en una tónica personal. Luego, al llegar los comentarios, fui consciente de que había al otro lado, blogueadores que tenían una vida, más allá del blog en sí, sus vidas discurrían al otro lado y en una fusión escritura/cotidianidad, se comunicaban, se acercaban e interaccionaban.
Recuerdo cómo admiraba (sigo admirando) blogs escritos con una fineza extrema y la gran alegría que me causó ver que linkeaban al puerto a sus blogs. Eso fue relevante para mí, porque sabía que así, podíamos acercarnos más alla de aguardar que me comenten, sin que yo retribuya a mi vez comentando. Ha pasado y pasa el tiempo, y me encuentro en una difícil situación: son muchos los links que hay en puerto asterix, y me lllevaría horas y horas comentar cada día, todos los blogs enlazados. Así que comento paulatinamente, con libertad y si he dejado de comentar blogs que en los primeros meses del puerto, eran frecuentes, no implica que los haya olvidado.
He observado que si no vas mucho a un blog, su autor/a se aleja y no comenta en el de uno. El sentirse obligado a comentar, se torna como una tediosa obligación y en esa línea, lo lúdico se pierde. Si el blog está enlazado, ese es un signo de afinidad, a menos que a veces se linkee por cortesía. En estos casos, es difícil incurrir en un acto antidelicado, como el de borrar del template, al link. Si ya se comenzó a linkear por cortesía, se continuará en esa línea, por deferencia. Es decir si hay cierta consideración mínima, sino simplemente se escribe sin hacerse mayores problemas. Hay casos en los que uno linkea un blog que no te linkea. Uno es libre de hacerlo, porque te interesa mucho aquel blog con posts superinteresantes y aquí, tampoco te haces problemas.
Como yo he sido susceptible (sí, lo digo en tiempo pasado) alguna vez me dolió no ser linkeada con prontitud y me hice problemas, más que todo por el aprecio que le tenía (y tengo, claro) a aquel blog que es uno de mis preferidos porque blogueadores con estilo, caramba no abundan y en esta blogósfera, un blog que lees y lees, y quieres seguir leyendo, es más que significativo.
A veces me pasa que si no me linkean antes que yo lo haga, pienso que en realidad no les interesa hacerlo y sé que pensar así, es arbitrario de parte mía, así que me desprendo de la susceptibilidad, dejando los rollos y sigo mi camino posteador. Otras veces pido el enlace recíproco, porque me provoca hacerlo: es una cuestión anímica y nada más.
Una contradicción: yo misma pierdo de vista blogs interesantes y en este cruce, entre la compu y la absorbente cotidianidad, olvido linkear blogs que superlativamente me interesan. Extrañezas mías, posiblemente. Ya se sabe que el ser humano es un homo complejiens (esta caracterización la he inventado por lo práctico, eh; no se rían o bueno, ríanse) y en ese accionar, hay diversidad de impulsos.
El silencio
Cuando nadie te comenta cómo suele pasar incialmente en la publicación de los posts, puede ser porque no se ha inscrito a la bitácora en espacios de alojamiento que con los llamados pin de actualización, avisan que se ha publicado un nuevo post de determiando blog. O porque el blogueador no está interesado en difundir su blog, mas que porque vayan apareciendo los lectores poco a poco. Algunos, que son los menos, cierran la ventana de comentarios. Pienso que ven a sus blogs como libros abiertos: veo muy nítida esa posibilidad y no la critico. Inclusive llegué a pensar en acometer el cierre de comentarios, mas me di cuenta que cuando hay interacción, se enriquece lo que una misma ha desarrollado, salen otras ideas, y eso es vitalizador. Eso sucede cuando llegan posteadores que plantean una diversificación de puntos de vista, o que recalcan el que una expuso, dándole más horizontes. O sino comentan con un humor digno de aplauso, dotándole de un singular ritmo al blog. Así, no es sólo el blog escrito en sí, lo atrayente, sino lo que genera. Ludens acción plena.
Hay blogs que casi no tienen comentarios y son extraordinarios, gemas flotantes en la blogósfera. Esos blogs me atraen y maravillan. En muchos casos, no me gustan a secas, sino que me sacuden, y cada incursión en estos blogs me deja agotada. He de descansar y tomármelo con calma.
Cuando encuentro radios de blogs que me encantan, lo celebro. Hay una sintonía entre la música y el espíritu del blog, lo que ilustra la personalidad del autor/a de la bitácora, sea ésta personal, temática, etc.
Cada posteador guarda silencio por días o brevemente. El silencio es el alimento de quien tiene algo qué expresar. El silencio cimenta lo que medita el posteador. Es su quid y potenciador. Silencio en las noches cuando todos duermen, silencio temporal. O cuando a la luz del día, callas y piensas, nada más. Miras la calle, lees, trabajas en silencio lejos de la compu o con ella, mas separado físicamente de tu blog en un ayuno necesario, ayuno de palabras, de alteraciones cotidianas. Después es diferente, los ruidos y las alteraciones pasan a formar parte del imaginario personal, porque todo es una unidad fragmentada por ratos, agudizada por largos o cortos períodos, hasta que el silencio vuelve a ser un elemento del que no es posible escapar. Al contrario, se busca al silencio. Éste se torna una terrenal bendición.
Es distinto si el silencio que se halla en la ventana de comentarios, es un indicador de desinterés blogosférico, o es eso lo que se puede interpretar, sin embargo no es del todo cierto, porque cada bitácora tiene sus lectores, o bien sus interaccionadores. Los que sólo son lectores, guardan un silencio tal vez enigmático, tal vez respetuoso, mas siempre es el silencio de los que esperan. Otros silencio, el de los indiferentes, no cuenta, ni uno conoce a esos lectores que pasaron y quizás no terminaron de leer un post. Ellos no la conocen a una, y en verdad, eso no importa, o si importa, es apenas lo que dura una pestañeada, el vuelo de una polilla.
En otro nivel, me pregunto ¿es preferible el silencio en el ámbito bloguero, a los insultos gratuitos?. Si hay gente aburrida que para salir de su marasmo, se dedica a agredir con sus comentarios, eso forma parte del stablisment: la insidia y el chisme. Estos comentarios son predecibles, mas nada interesantes. A veces son como comentarios de escolares que se hacen la vaca, o de chicos que usan un lenguaje filo/pandillero tan reconocible y obvio. Si encuentras comentarios discrepantes sin agresión, la cuestión es alentadora en el sentido ludens o intelectual, o como quieras llamarle.
Imagino blogs sosos, a los que provoca dejar comentarios solicitando sus cierres definitivos, mas eso es lo que algunos llaman intolerancia y que yo llamaría, pérdida de tiempo, pasatiempo de chiquillos, algo así como esconderse para tirar la piedra, y zas, qué lindo. Bah. En fin, si a algunos le gusta, allá ellos.
Hay posteadores que no van a otros blogs, tampoco contestan los comentarios. En este caso, así como dejan sus blogs como libros abiertos, también se cierran a la interacción. Generalmente, observo eso como una especie de posición ubicada en un pedestal imaginario. No sé hasta qué punto es vivificante tener un blog en el que el diálogo no existe. Sin embargo hay blogs cuyos contenidos van de lo intelectual a lo ético con tal maestría, que me pregunto, qué pasaría si desarrollaran la interacción y me respondo, que sería apasionante, sin duda un acontecimiento.
El silencio de alguien que no tiene nada qué decir, supongo, es deprimente para el que lo experimenta, mas siempre habrá algo qué expresar, y si abrió un blog, tendrá que bucear entre sus pensamientos y sensaciones, o bien cerrar labitácora, si no la encuentra dadora de ese algo que impele a seguir escribiendo. A veces se trata de hacer un paréntesis y luego, es como si las vacaciones te devolvieran a la escritura, con nuevas lozanías. Lícito, totalmente. A mí no me sucede: quiero escribir y escribir. Salgo, entro, a casa, vuelvo a salir, veo gente, hablo con mi niño, leo los periódicos, estoy en trabajos eventuales, apenas veo televisión, sí pelas, y leo, no tanto como quisiera, mas siempre quiero escribir. Escribir en la compu, me resulta operativo, estimulante, mucho más que hacerlo a mano, porque me brinda el espacio en blanco amplio, como si se tratara de un papel interminable, donde plasmar lo que uno quiere escribir.
Escribir en una libreta de notas, en una agenda o en un cuaderno de apuntes, es otra experiencia, con su propio encanto y señal de de identidad. Mas para escribir un relato, un testimonio, un poema, y más, nada mejor que el teclado de la compu. Luego del silencio, escribir, escuchar música, leer, vivir, es lo que le da sentido a la vida.
El silencio en la vida y la misma vida, como un todo, ese misterio en medio de lo terrible y lo simple.
O ¿qué piensas tú?