31.8.06

Cuatro blogs en el día de los bloggers

Escribo con la prisa de los que tienen que recurrir a una cabina de internet porque sus compus están inoperativas. Ay compu querida...

Van a cerrar la cabina.

Un blog que leo hace cierto tiempo y tres que leo hace poco :
Kurupi: Aquí hallo vitalista librepensamiento. Aprendo y me renuevo leyendo Kurupi.

In naturabilus: Diáfano blog en su oscuridad.

Ínfimos urbanos: disección de la palabra, sinceridad, un extraño esplendor en su penumbra.

Trecianismo: en este blog he encontrado posts escritos al más puro estilo rizomático.
Solo diré: Que sigan llegando bloggers en esta cyberrealidad dispersa. Así sea.



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La compu funciona: mañana hay que comprar unos aditamentos. Operativa, sana, viva...otra vez, estará.


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Oye Tzarel, escucha Frenetic y recuerda aquel film...



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Creta, estoy pensando en la delicatessen Creta...



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Tantos blogs hermosos...
Nicho, brindo por aquel test tuyo: lo voy a contestar. Ese test (Meme, no me gusta decirle. meme es el dormir de los bebés) es singular.




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Cananeo y su exploración blogueadora. Aquí iría el dibujo a un hombre de espaldas, pintando en su taller, al lado de su espacio alquímico, con metales y piedras preciosas, botellas como las de los laboratorios, y olor a sándalo como en un taller del Renacimiento donde mujeres bellas aparecen. Cómo no.


( me excluyo, claro, aunque me gustaría conocer el taller).




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MM: Hermosa y precisa siempre. Allá en Londres.



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Scavenger Bride, la dibujo con mis trazos que parece infantiles y no son más que torpes intentos de dibujar un tierno rostro.



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Madrugada: Claudia y su pez, las largas noches, su escritura suprema...


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Lukas, viajando, leyendo, te recuerdo.
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Esperanza: esos tiempos de tus dibujos y palabras los extraño. Y no debiera extrañarlos. Volviste.



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Tengo frío, ¿qué estará haciendo la princess allá en Bs As?
Y Slaves, aún no escribí el cuento gore; el infierno no nos llevará.




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Faxx, ¿está usted mordiendo algún delicado cuello?



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Doke, entiendo lo que no quería entender.



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Los blogs azules son tan diferentes. Hay blogs azules por fuera, con plantilla azul y palabras demasiado blue.
hay blogs azules que ahora solemente leo.
Hay un blog azul que guardo y develo con el interés de todo lo que me acerca a los otros: la Imaginek en estado supremo.



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_emidark_ , algún día tomaremos café...





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Hey, usted Iggix, y usted Lobo caminado por el malecón de Miraflores. ¿Será el tiempo de las caminatas sin sunsets?



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Kika, si volvieras...



Tantos blogs, eh, mi querida Ángeles, y sigo con frío : S está muy lejos. Voy a reincidir con la gripe, ahora que se fue agosto y la cara de mi amigo se ha quedado entre los pianos, mi silencio, mis preguntas, los sonidos de mi niño, los sonidos de la ciudad.... Abrázame sombra, el spleen se oculta y no importa ya.

29.8.06

Prix, adiós

Cuando somos jóvenes, no pensamos en la vejez.

Escúchame, ¿me oyes?

Suelo soñar con mi padre, veo su cara con mucha niebla, su boca es una raya difusa, sus ojos son dos puntos brillantes que dicen algo inteligible. Quiero seguir soñando para comprender qué me dicen. Ah, esos ojos, los ojos de mi padre.

Mi querido, pienso en la lejanía. En lo que haremos cuando seamos viejos. Antes de verte, habré soñado ya, lo que mi padre me dice, lo que ahora no comprendo. Tú estarás caminando por las calles iluminadas, cuidándote de no caer en la nieve.

Alguien amable te ayudará a cruzar la pista y por esa actitud recordarás tu decisión de no llegar a la decrepitud. Recordarás nuestras conversaciones, extensas, allá en la casona, al lado de aquella playa: " no seré decrépito", lo prometiste.

Te seguirá gustando, comer ensaladas frescas y fumar. A mí también me gustará. Te seguirá gustando bromear y ver la lluvia cuando cae y moja los tejados de las casa y las ventanas. Cada vez que veas la lluvia, sabrás vez cómo los solitarios la aman. Mi querido, mi eterno joven.

Si nos encontramos, sé qué dirás que es hora de partir. Querré irme contigo: quizás al principio, me resista por los que quiero, mas no podría dejarte solo, ya lo hemos hablado cientos de veces, arremolinados, sin tristeza, como si filmáramos nuestra película, sin diálogos de ficción.

Natural desborde, como si fuéramos los actores de un film terriblemente oscuro.

Ah, mi querido sé que irías al puerto, y querrías partir. Lo sé, lo sé. Veríamos el rayo verde, esa constante de la película que vimos tres veces en el viejo cinema cerca del gran mirador. Tú te acercarías a la orilla del mar.

El viejísimo piélago reiría en cada estruendo de las olas.

Yo cerraría los ojos y te acompañaría, los abriría para mirarte y avanzaríamos, deslizándonos, sintiendo que la gelidez de las olas se va.

El invierno, como nuestra última estación en el mar, la estación definitiva. Serenamente, como en un ritual de guerreros, tú yo entrando al mar, bienaventurados, enraizados en la visión de la inmensidad.

Entraríamos como si fuéramos medusas que retornan a sus orígenes, a la última soledad, para nunca más volver.

Amorous, el final.

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Uno de los cortos de Café y cigarrillos, film de Jim Jarmusch, titulado Champagne, es el que verán a continuación. Cuando lo vi, mi cara se llenó de gotitas que la mojaban: ah, me fui del cinema, pensando en la vejez y la imaginek.

Champagne


28.8.06

Súbete a la ventana

Recordó que había soñado que atravesaba un pasaje oscuro porque ella había muerto y él ya no sabía quién era ni por qué caía sobre el pavimento. Se lo había contado a Rain, que lo escribió en su blog.

- Perdóname, lo escribí en un impulso y me salió algo flojo, que no hace justicia a tu, digamos pesadilla.
Rain miró al piso, como cuando era chiquita y se avergonzaba por haber hecho mal la asignación escolar.

El muchacho la miró desconcertado y cogió su mano, echando a correr. Ella se hubiera reído si no fuera por la expresión del chico. Un alucinado, eso es lo que parecía.


Llegaron al pie de un viejo caserón. Él le dijo: súbete a la ventana, apóyate en mí. Rain lo hizo porque en ese pedido había algo pavoroso, algo que la apenaba.

- Aquí debería estar Eleafar, él tendría la palabra precisa, pensó Rain.

La estatura del chico facilitó que subiera rápidamente, antes que Rain entrara a la abandonada casa.

Al fondo del inmenso patio, estaba el salón como una réplica de aquel que en La edad de la inocencia, Michelle Pheiffer cautivaba a Daniel Day-Lewis. Había maderas rotas, sillas de una época lejana, telearañas y la penumbra era la de una escena de horror.

Él sonrió. Dio unos pasos firmes como si fuera un soldado y llegó hacia una mesa redonda .

- Uno, dos, tres, dijo como si fuera a decir el número de la lotería.

¡Tararará!, escuchemos. Oh, fue la gloria.

En aquel fonógrafo sonó la voz de Edith Piaf. Rain avanzó hacia el muchacho y le miró largamente. Él cogió sus manos y comenzaron a bailar. Era una canción sobre el amor en los hoteles, el triste amor, y las perfidias lejanas.

Aquella casa era un hotel de fantasía.

- Se llamaría La gran teleraña, dijo ella riéndose.

- Se llamaría Dream dk, dijo él.

- Ya, sé que La gran telearaña, niet, mas Dream y dk, ¿por qué?

- D, de día, K de caro con k, día caro, día valioso en homenaje a este día.

- Que se acaba, no vaya a venir el fantasma de las casas viejas, ¿hay por aquí una lámpara mi querido alucinado?

- Hay dos. Vamos, bailemos otra vez.

- A contraluz mi querido desalucinado, a contra luz.

Bailaron y bailaron, mientras la lluvia mojaba los ventanales y el Gorrión de París cantaba. Anochecía. El mundo era aquel gran salón, y a lo lejos se oía la risa de los niños que jugaban como si la vida fuera juego, y nada más que juego.

Foto: Abandonos, de Marta Pereyra.


27.8.06

Pasaje oscuro


Él la buscaba al principio, sin desesperación, como si estuviera tras de un libro querido que se le extravió. El bólido tiempo arrastraba sus ideas, y fue perdiendo la calma, entrando a un estado de estupor.

Había olvidado que ella se había matado, que no había dejado más que una nota para él, antes de quemar sus objetos, las pañoletas, la ropa, los afiches, menos los libros y los cd's. Él atravesaba un pasaje oscuro.

Era otro, un ser perdido, separado de sí mismo, caminado en la soledad de su infinita noche como un desquiciado, un triste clown llorando a gritos.



Foto tomada de Google.

26.8.06

Los comentarios y el silencio (en la blogósfera)

Hay quienes, antes de publicar un blog, diseñan mentalmente sus objetivos. Hay blogs para todas las áreas y cada blogueador/a se adentra por lo que prefiere, o cómo vaya desarrollándose lo que quiere. A mí, particularmente, me interesó desde el principio, escribir sin imaginar destinatarios concretos. No era muy consciente de lo importante que eran y son los comentarios. Escribía para mí misma, en una tónica personal. Luego, al llegar los comentarios, fui consciente de que había al otro lado, blogueadores que tenían una vida, más allá del blog en sí, sus vidas discurrían al otro lado y en una fusión escritura/cotidianidad, se comunicaban, se acercaban e interaccionaban.

Recuerdo cómo admiraba (sigo admirando) blogs escritos con una fineza extrema y la gran alegría que me causó ver que linkeaban al puerto a sus blogs. Eso fue relevante para mí, porque sabía que así, podíamos acercarnos más alla de aguardar que me comenten, sin que yo retribuya a mi vez comentando. Ha pasado y pasa el tiempo, y me encuentro en una difícil situación: son muchos los links que hay en puerto asterix, y me lllevaría horas y horas comentar cada día, todos los blogs enlazados. Así que comento paulatinamente, con libertad y si he dejado de comentar blogs que en los primeros meses del puerto, eran frecuentes, no implica que los haya olvidado.

He observado que si no vas mucho a un blog, su autor/a se aleja y no comenta en el de uno. El sentirse obligado a comentar, se torna como una tediosa obligación y en esa línea, lo lúdico se pierde. Si el blog está enlazado, ese es un signo de afinidad, a menos que a veces se linkee por cortesía. En estos casos, es difícil incurrir en un acto antidelicado, como el de borrar del template, al link. Si ya se comenzó a linkear por cortesía, se continuará en esa línea, por deferencia. Es decir si hay cierta consideración mínima, sino simplemente se escribe sin hacerse mayores problemas. Hay casos en los que uno linkea un blog que no te linkea. Uno es libre de hacerlo, porque te interesa mucho aquel blog con posts superinteresantes y aquí, tampoco te haces problemas.
Como yo he sido susceptible (sí, lo digo en tiempo pasado) alguna vez me dolió no ser linkeada con prontitud y me hice problemas, más que todo por el aprecio que le tenía (y tengo, claro) a aquel blog que es uno de mis preferidos porque blogueadores con estilo, caramba no abundan y en esta blogósfera, un blog que lees y lees, y quieres seguir leyendo, es más que significativo.
A veces me pasa que si no me linkean antes que yo lo haga, pienso que en realidad no les interesa hacerlo y sé que pensar así, es arbitrario de parte mía, así que me desprendo de la susceptibilidad, dejando los rollos y sigo mi camino posteador. Otras veces pido el enlace recíproco, porque me provoca hacerlo: es una cuestión anímica y nada más.
Una contradicción: yo misma pierdo de vista blogs interesantes y en este cruce, entre la compu y la absorbente cotidianidad, olvido linkear blogs que superlativamente me interesan. Extrañezas mías, posiblemente. Ya se sabe que el ser humano es un homo complejiens (esta caracterización la he inventado por lo práctico, eh; no se rían o bueno, ríanse) y en ese accionar, hay diversidad de impulsos.


El silencio


Cuando nadie te comenta cómo suele pasar incialmente en la publicación de los posts, puede ser porque no se ha inscrito a la bitácora en espacios de alojamiento que con los llamados pin de actualización, avisan que se ha publicado un nuevo post de determiando blog. O porque el blogueador no está interesado en difundir su blog, mas que porque vayan apareciendo los lectores poco a poco. Algunos, que son los menos, cierran la ventana de comentarios. Pienso que ven a sus blogs como libros abiertos: veo muy nítida esa posibilidad y no la critico. Inclusive llegué a pensar en acometer el cierre de comentarios, mas me di cuenta que cuando hay interacción, se enriquece lo que una misma ha desarrollado, salen otras ideas, y eso es vitalizador. Eso sucede cuando llegan posteadores que plantean una diversificación de puntos de vista, o que recalcan el que una expuso, dándole más horizontes. O sino comentan con un humor digno de aplauso, dotándole de un singular ritmo al blog. Así, no es sólo el blog escrito en sí, lo atrayente, sino lo que genera. Ludens acción plena.

Hay blogs que casi no tienen comentarios y son extraordinarios, gemas flotantes en la blogósfera. Esos blogs me atraen y maravillan. En muchos casos, no me gustan a secas, sino que me sacuden, y cada incursión en estos blogs me deja agotada. He de descansar y tomármelo con calma.

Cuando encuentro radios de blogs que me encantan, lo celebro. Hay una sintonía entre la música y el espíritu del blog, lo que ilustra la personalidad del autor/a de la bitácora, sea ésta personal, temática, etc.

Cada posteador guarda silencio por días o brevemente. El silencio es el alimento de quien tiene algo qué expresar. El silencio cimenta lo que medita el posteador. Es su quid y potenciador. Silencio en las noches cuando todos duermen, silencio temporal. O cuando a la luz del día, callas y piensas, nada más. Miras la calle, lees, trabajas en silencio lejos de la compu o con ella, mas separado físicamente de tu blog en un ayuno necesario, ayuno de palabras, de alteraciones cotidianas. Después es diferente, los ruidos y las alteraciones pasan a formar parte del imaginario personal, porque todo es una unidad fragmentada por ratos, agudizada por largos o cortos períodos, hasta que el silencio vuelve a ser un elemento del que no es posible escapar. Al contrario, se busca al silencio. Éste se torna una terrenal bendición.

Es distinto si el silencio que se halla en la ventana de comentarios, es un indicador de desinterés blogosférico, o es eso lo que se puede interpretar, sin embargo no es del todo cierto, porque cada bitácora tiene sus lectores, o bien sus interaccionadores. Los que sólo son lectores, guardan un silencio tal vez enigmático, tal vez respetuoso, mas siempre es el silencio de los que esperan. Otros silencio, el de los indiferentes, no cuenta, ni uno conoce a esos lectores que pasaron y quizás no terminaron de leer un post. Ellos no la conocen a una, y en verdad, eso no importa, o si importa, es apenas lo que dura una pestañeada, el vuelo de una polilla.

En otro nivel, me pregunto ¿es preferible el silencio en el ámbito bloguero, a los insultos gratuitos?. Si hay gente aburrida que para salir de su marasmo, se dedica a agredir con sus comentarios, eso forma parte del stablisment: la insidia y el chisme. Estos comentarios son predecibles, mas nada interesantes. A veces son como comentarios de escolares que se hacen la vaca, o de chicos que usan un lenguaje filo/pandillero tan reconocible y obvio. Si encuentras comentarios discrepantes sin agresión, la cuestión es alentadora en el sentido ludens o intelectual, o como quieras llamarle.

Imagino blogs sosos, a los que provoca dejar comentarios solicitando sus cierres definitivos, mas eso es lo que algunos llaman intolerancia y que yo llamaría, pérdida de tiempo, pasatiempo de chiquillos, algo así como esconderse para tirar la piedra, y zas, qué lindo. Bah. En fin, si a algunos le gusta, allá ellos.

Hay posteadores que no van a otros blogs, tampoco contestan los comentarios. En este caso, así como dejan sus blogs como libros abiertos, también se cierran a la interacción. Generalmente, observo eso como una especie de posición ubicada en un pedestal imaginario. No sé hasta qué punto es vivificante tener un blog en el que el diálogo no existe. Sin embargo hay blogs cuyos contenidos van de lo intelectual a lo ético con tal maestría, que me pregunto, qué pasaría si desarrollaran la interacción y me respondo, que sería apasionante, sin duda un acontecimiento.

El silencio de alguien que no tiene nada qué decir, supongo, es deprimente para el que lo experimenta, mas siempre habrá algo qué expresar, y si abrió un blog, tendrá que bucear entre sus pensamientos y sensaciones, o bien cerrar labitácora, si no la encuentra dadora de ese algo que impele a seguir escribiendo. A veces se trata de hacer un paréntesis y luego, es como si las vacaciones te devolvieran a la escritura, con nuevas lozanías. Lícito, totalmente. A mí no me sucede: quiero escribir y escribir. Salgo, entro, a casa, vuelvo a salir, veo gente, hablo con mi niño, leo los periódicos, estoy en trabajos eventuales, apenas veo televisión, sí pelas, y leo, no tanto como quisiera, mas siempre quiero escribir. Escribir en la compu, me resulta operativo, estimulante, mucho más que hacerlo a mano, porque me brinda el espacio en blanco amplio, como si se tratara de un papel interminable, donde plasmar lo que uno quiere escribir.
Escribir en una libreta de notas, en una agenda o en un cuaderno de apuntes, es otra experiencia, con su propio encanto y señal de de identidad. Mas para escribir un relato, un testimonio, un poema, y más, nada mejor que el teclado de la compu. Luego del silencio, escribir, escuchar música, leer, vivir, es lo que le da sentido a la vida.

El silencio en la vida y la misma vida, como un todo, ese misterio en medio de lo terrible y lo simple.
O ¿qué piensas tú?

25.8.06

Imaginek

El romanticismo de las palabras me abruma. ¿Les han agobiado alguna vez esos diminutivos cariñosos recayendo sobre uno, sobre una?
Que te digan osita, osito, por ejemplo, a mí me escarapela la piel.
Que te besen la mano una y otra vez, me hace sentir como una especie de ser tonto.
Que me digan con todo el presunto amor posible, mi bella mujer, me empuja a irme pronto. Ah, mas si me dicen algo que tenga que ver con la Imaginek, o me dediquen una canción como la que ahora escuharán, me conmuevo hasta los huesos, que por cierto son parte de mi nebulosa distinción.

Es que cada uno es distinto, lo sabemos: nada novedoso, eh.

No me importa si alguna vez me dijeron que sonaba antiguo lo que decía. Sé que lo que quiero, no tiene nada de antiguo y me alegro.

Soberanía. Niet poder. Soberanía, sólo soberanía. Para eso hay que tener Imaginek.

Los actos simples de la vida. Imaginek.
Tu mirada perdida en mi historia personal: la autopsia de un sentimiento inmenso.

Guarda tu pena, expúlsala con suavidad, sé amable. Sé amable.

Reiteración de los gestos de la maquínica restaurada en un supremo acto de amor.
¿Una canción puede lograr eso? cura y entristece, conmueve y golpea, se lleva algo de mí, me envuelve en esa bruma que creí lejana. Amo en un instante, amo como antes: el cáncer de los sentimientos se acaba. Un milagro. Ah, un breve milagro.

Imaginek, me enamoro otra vez. Es la dulce necedad, quizás.

Henry Lee, por P.J Harvey y Nick Cave

24.8.06

Los dioses y tu sombra

Maquínica rota

los dioses han muerto hace tiempo y el bólido tiempo suena como una canción extraña

cibernético golpe

dador el corazón en su latido que nada vale

cántame, no me cantes, mírame, no me mires

la destrucción de tu sueño es la verdad cayendo a tus pies

y tu sombra te persigue

los dioses han muerto y es terrible, es necesario que alguien te castigue, es necesario que alguien te bendiga

los miserables salen a cazar algo que les dé vida

los niños huyen huyen

el dios caníbal se come tu alma y tú lo agradeces

el dios peregrino llora y nadie lo sabe

lo saben los moribundos y los locos que vagan por las laberínticas calles del mundo

lo saben las mujeres tristes, los ladrones amables, los hombres que han perdido la esperanza



los océanos esperan los cuerpos de los extraviados, abren sus brazos olas y esperan

sin pensamientos, sin más ojos que sus pleamares revueltos

y tú pequeño ser asustado, reniegas de tu sombra como si ella fuera a condenarte

imposibilidad de la dicha que como sinfonía, te transforme

tu violento corazón, se muere como un animal sacrificado, sin algún demonio cerca, que te ampare

ah, desmesurado cartel borrándose de las paredes de tu universo

arcángel muerto, dios muerto, demonio muerto, y la lluvia sobre nosotros

eternamente cae.

Laberíntica tarde

Revolví papeles, clasifiqué notas, demasiado papel. Fui a poner otra cabecera para el blog. Desapareció la cabecera. Me fui a limpiar la cocina, volví hacia la compu. Desbarajuste total: pequeño drama. El celular sonó y escuché la voz de alguien que simulaba ser un viejito: me dijo frases obscenas y cortó. Ni tuve tiempo para replicarle con una enviada a la gran M. Luego me dije que para qué el desgaste de energías y me puse a elucubrar sobre cómo sabía mi número personal, el tal pseudo viejito.

Me dediqué un rato a limpiar el dormitorio de Al y después en la compu, escogí una imagen para este post, de Roland Sue (eso es lo que señala la fuente mas ya sé que es falible y que podría ser una autora, mas no, no creo que sea Rolanda Sue. Es Roland).

Me quedé mirando la imagen que ilustra este post. Ya eran las cinco y media de la tarde y mi niño seguía en su taller de inglés. Troné un instante. Me fastidié.

Tarareé una canción de cuna, recordé a Doria, sonreí. Me fui a cocinar. Tocaron el timbre, vi a una señora demasiado pelirroja hablándome de Dios y el Atalaya, la condena a los descreídos y a los soberbios. Sonreí. Ella preguntó que por qué me burlaba de lo que decía, yo le contesté que no era precisamente burla y sonreí otra vez. La señora me miró sin la paciencia de Job, refunfuñó y se fue exclamando: "Oh, Jehová, protégeme".

Recordé que Hilda me envió una invitación y que no podré ir, porque se cruza con otra actividad. Ahora refunfuñé yo. La vida es tan limitada, a veces. Los laberintos son demasiado ordinarios por ratos, y luego, pienso que no, que me gustaría que venga el cartero. Se podría decir que amo a los carteros, porque suelen traerme cartas amables que llegan espaciadamente, como si la vida durara siglos.

Quise comer un pepino

no había ni uno solo para encurtir

quise trasnformarme en una maga

me faltó la varita mágica

quise imaginarme en la Plaza Roja, cruzando hacia el Palacio del Kremlin

sentí que me mareaba

quise ver a L entrando por la ventana, con alas verdes, risueña, diciendo hoooolaa con su voz ronca

me vi sola en medio de la casa con la plancha en las manos y el olor a naranjas y canela en el comedor


qué tarde laberíntica, qué ganas de cantar algo extravagante, ponerle letra a una polonesa, nada que se relacione con la vida militar, si no algo sobre el mar, las medusas, los monstruos amables,
Doria y Al.




Ilustración: Roland Sue.

Entre Asia y Perú, el talento como boomerang

En los países donde hay gente vista como especímenes aparte, llámese Ruanda, Corea, Perú y otros, hay unos talentos increíbles. Si hablara del Ajedrez que juegan los juveniles ajedrecistas peruanos, tendría que dejar con la boca abierta a los que se desgañitan hablando de las verguenzas político-faranduleras que determinados personajes destaparon en la época montesinista, cuando en el gobierno de Fujimori, los crímenes y desfalcos dejaron sus estigmas dentro del país y fuera de él. Ah, y entretanto la gente talentosa se batía y se bate con una garra y estudio dignos de admiración. Mientras los futbolistas se llevan la mayor parte del presupuesto destinado para los deportes, y vuelven con derrotas constantes, el Ajedrez juvenil, sobretodo trae lauros cada año, en diferentes Torneos internacionales. Cerebros con neuronas valiosas, los tenemos en Perú, en alto grado y si hubiera mayor cobertura y estímulos, nuestro Ajedrez estaría entre las potencias mundiales, sin duda. O sino basta nombrar a Emilio Córdova, a los hermanos Cori, los hermanos Cruz, Luciana Morales, y un largo etcétera de destacados trebejistas.


Esta introducción a lo que quiero expresar, es que ideas con genio hay en países como el nuestro. Anteanoche vi Hotel Ruanda: la matanza, de Terry George, que muestra la lacerante realidad vivida en Rwanda. El film trasciende lo correcto y con fuerza, devela el racismo que en última instancia explica por qué Inglaterra, Estados unidos y Francia, se lavaron las manos frente a lo que pasaba en Ruanda. Los genocidios por odios entronizados de los ruandeces, significaron un gran baño de sangre. En ese contexto, un hombre se convierte paulatinamente en un héroe, estando entre la espada y la pared.

Ver esta película me paralizó. Don Cheandle y Nick Nolte, como cada actor y actriz, pasando por Joaquin Phoenix, son convincentes. Nick Nolte interpreta a un coronel de la Onu, que si se ve neurótico, o desquiciado tiene suficientes motivos para actuar como tal. El gerente del Hotel cinco estrellas, impecable Don Cheandle, nos deja en la memoria, a un individuo que cabe perfecto en lo que escribía Brecht, acerca de que hay hombres imprescindibles. Mujeres, hombres, como sea, los hay. Aquel hombre que existe realmente, lo es.

Oldboy, película dirigida por el cineasta coreano, Chan-wook Park es una joya cinematográfica. Ahora que lo pienso, Quentin Tarantino con 'kill Bill I y II, es alumno de este realizador, más, lo creo, que de Takeshi Miike o de Kitano. Oldboy es el film que aborda la venganza, radicalmente. Películas como V de vendetta, no tiene nada qué hacer al lado de Oldboy, hermosa y descarnada historia de un hombre común y corriente, que es secuestrado durante quince años en los que sobrevive con una fuerza de voluntad poderosa, en medio del embrutecimiento al cual se resiste entrenándose físicamente. Ve televisión durante todo el día,

para aferrarse a los rostros, a los diálogos, voces, a la vida. Se alimenta anímicamente con la idea de la venganza, hasta que escapa de la habitación, en la que le drogaron, maltrataron física y psicológicamente.

La trama del film va in crescendo. El victimario de Oh Dae-su, es un personaje sádico que a su vez sufre secretamente por una terrible historia personal que involucra a su hermana.

Oh Dae-su fue acusado por un asesinato que no cometió, el de su esposa. En lo que sabe acerca de su familia, hay una mentira que al descubrirla lo tornará en un ser desdichado, a punto de ser destruido.

En historias de visceralidad extrema, el rol de la mujer que se convierte en el todo del que sufre, resulta creíble y conmovedor si hay credibilidad, registro dramático de elevada calidad. Y así sucede en Oldboy, que expone los sentimientos como motores de actos de redención, o de resentimiento profundos. Así, la venganza está en dos seres humanos, los une y en esa relación, solamente el final demuestra cuán terrible es la complejidad del ser humano y su capacidad anhelante por salir del espanto: porque hasta lo imposible se torna posible en esa libertad individual, que se resiste a desaparecer.

Oldboy es una de las películas más significativas que he visto hasta el presente. Por films como éste, el cine cuenta con una excelente salud. Asia lo garantiza con su realizador Chan-wook Park.

Ilustración: Cartel de Oldboy.

Fichas técnicas:

Hotel Ruanda, la matanza

Dirección: Terry George.Países: Gran Bretaña, Sudáfrica, USA e Italia.Año: 2004.

Duración: 121 min.

Género: Drama

.Interpretación: Don Cheadle (Paul Rusesabagina), Sophie Okonedo (Tatiana), Nick Nolte (Coronel Oliver), Joaquin Phoenix (Jack), Desmond Dube (Dube), David O'Hara (David), Cara Seymour (Pat Archer), Fana Mokoena (General Augustin Bizimungo), Hakeem Kae-Kazim (George), Tony Kgoroge (Gregoire), Ofentse Modiselle (Roger).Guión: Keir Pearson y Terry George.Producción: A. Kitman Ho y Terry George.Música: Andrea Guerra, Rupert Gregson-Williams y Afro Celt Sound System.Fotografía: Robert Fraisse.

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Oldboy

Dirección: Park Chan-wook.

País: Corea del Sur.

Año: 2003.

Duración: 120 min.

Género: Thriller.

Interpretación: Choi Min-sik (Oh Dae-su), Woo Ji-tae (Lee Woo-jin), Gang Hye-jung (Mido), Chi Dae-han (No Joo-hwan), Oh Dal-su (Park Cheol-woong), Kim Byoung-ok (Sr. Han), Lee Seung-shin (Yoo Hyung-ja), Yoon Jin-seo (Lee Soo-ah), Lee Dae-yun (Mendigo), Oh Gwang-rok (Victimario).Guión: Hwang Jo-yung, Lim Joon-hyung y Park Chan-wook; basado en una historia original de Tsuchiya Garon y Minegishi Nobuaki.Producción: Kim Dong-joo.Música: Cho Young-wuk.Fotografía: Jung Jung-hoon.

23.8.06

Música e historietas: Fantomas

Concentrarse. Eso lo aprendí, leyendo historietas. Entre tanta mudanza, se perdieron mis historietas de Fantomas. Estas pérdidas duelen, aún más con el tiempo, cuando revuelves el baúl y compruebas que no quedó ni un ejemplar de aquellas historietas. Fantomas, el enmascarado, la amenaza elegante, con sus doce acompañantes, mujeres con nombres de los signos zodiacales. Interconectado el Profesor Semo, personaje extravagante a su modo, mientras Fantomas planeaba robos de gran calibre a truculentos personajes.

Me recostaba a leer Fantomas y disfrutaba mucho la lectura. Ahora, cuando veo a mi niño leyendo sus historietas, pienso en que sería glorioso que leyera Fantomas. Sólo me queda contarle algunas que recuerdo, como la de aquella noche de fiesta en que Fantomas bailaba cumbia en alguna ciudad de Colombia. O la otra en la que el Profesor Semo, iracundo, movía neuróticamente su canosa melena.


El bólido tiempo me llevó a una cúspide musical: la banda Fantomas, liderada por Mike Patton.

Desde que escuché a esta banda, mi espectro musical se sacudió. Oír a Fantomas ha significado para mí, un acontecimiento existencial: Fantomas ha alterado mi ecualización interior, ha roto los diques de mi psiquis y me ha dotado de una nueva mirada. Es como si la vida, antes de Fantomas hubiera estado carente de lo esencial. Si no se ha escuchado a Fantomas, se desconoce al sucedáneo musical de Los cantos de Maldoror. Esa es mi apreciación personal. Imposible decir que amo a Fantomas: eso no basta. ¿O es que lo que uno ama es siempre lo preferible?. A veces lo que se ama es limitador. Fantomas rompe con las convencionalidades y los esquemas. La música que hace Fantomas, es extraña, psicótica, maravillosa sin coqueteos rosa, por eso se oye concentradamente, sin la emoción de un enamorado que se obsesiona por su objeto pasional.

Fantomas vislumbra la disección emocional y la trastoca hacia una búsqueda simbólica: la maquínica rizomática sufre un corto circuito necesario. Otra vez hay que volver al origen de los sentimientos. Y destruir esa construcción mental amurallada que se cierra sobre sí misma, bloqueando los sonidos liberadores, el signo revelador, todo lo que se necesita para apartarse de aquella luz/espejismo.

Divaga, sí, mas no escapes, mírate, escucha a Fantomas.


Fantomas en el cine



Fantomas, la banda-- Twin Peaks: Fire walk with Me




Ilustración: Portada de Fantomas, la historieta de origen francés.

Sobre Fantomas, historieta, aquí.

Sobre Fantomas, la banda, aquí.

22.8.06

Hombre en la ventana y hojas de otoño

Aquella silueta que ves, es la de un hombre que ha perdido todo lo que amaba. Conserva sus posesiones, su piscina, sus casas, su cuenta bancaria. Es un hombre afortunado, dicen los que le ven pasar. Es un hombre conocido, y tiene el porte de un actor de cine, con un aire al eterno River Phoenix.
Ese hombre, se matará esta noche, ya lo decidió.








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Suelo caminar en las tardes y en los otoños, me siento renacer. La niebla va apareciendo en las tardes y su nitidez se acrecienta como si la belleza fuera lo que nos da, su bruma, los pensamientos desordenados, algún recuerdo demasiado hermoso.

Dejo la bicicleta en casa, prefiero caminar cerca del mar. Siempre, el mar y su inmensidad comiéndose la mía. Así es mejor, toma mi horizonte, viejo piélago, líbrame de la melancolía en los días de extrema soledad.

En mi discman suena, Plug in baby: me siento dentro de esa canción, ahora que es invierno y las hojas que veía caer, ya no están. Quiero verte
corazón errante, extraerle a mi mente, sus escenas vanas, toda esa impudicia que mata lo que soy.
Ah, ¿qué orate me llevaría a su mente, en una osada conversión?. Para habitar lejos de mí por un tiempo, en esa mente extraña, mientras los monstruos del tiempo se ocultan, divertidos y feroces en la hora de la verdad.

Me preguntarás ¿de qué verdad hablas, rain? Imposible explicarte, tal vez si escuchas la canción de la que hablo, lo entiendas. Es lo único que sé.

Afuera, los sonidos de la ciudad han tomado el escenario urbano, los niños vagabundos sueñan con crímenes por cometer, las mujeres que envejecen lloran a solas, los ladrones se aburren, los políticos maquinan tropelías, algunos no, algunos sufren, las vedettes ríen, las vedettes lloran como los payasos de los cuentos y las pelas dramáticas. Afuera todo revienta, afuera todo arde, y no sé qué hacer, de pronto no sé qué hacer.



Ilustración tomada de Google.
Foto: Dahlia.

Plug in baby, por Muse.



21.8.06

Los ganadores

Ganaste la lotería: dejaste de ser un perdedor. Gracias a la suerte. De ahora en adelante, apártate de los perdedores.

Eres un desempleado, eres un perdedor.

Estás en el top 167 ..., ¿cómo es posible? antes estaba mejor posicionado, estás en camino a ser un perdedor. Es más, eres ya un perdedor. Todo vale, escribe posts sobre temas que interesen a la gente, pon algo en tu página que atraiga el interés de tus coetáneos. No seas conformista, sé un ganador.

Valora tu vida, la vida es un bien sagrado..., no seas un perdedor.

Sé beatiful, anda al gimnasio, apérate esa nariz, usa ropa de marca, habla bien, sonríe, sonríe siempre. Sé un ganador.

Ah, estamos en la era de las falacias. Si quieres ser misterioso, compórtate extrañamente. Grita tu disconformidad, sé rebelde, anda contracorriente y es posible que gustes, luego a solas ríete y sigue tu plan. Sé un ganador.

Qué feo es el mundo, sé un ganador. La vida es de los ganadores, cuida tu salud mental.

Cuídate de eructar en el momento menos oportuno, calcula tus pasos, uno a uno, sé un ganador.

Es maravilloso: cómo estamos en los tiempos posmodernistas, no caerá nada mal, posicionarse en el lugar adecuado. Ubícate, despréndete de toda actitud que parezca naif, eso ya pasó de moda, sé un ganador.

Si tu estilo es ser visceral, explótalo con astucia, sé amable de pronto, compádecete de las mujeres explotadas, protesta contra el racismo, sé justiciero. Sé un ganador. Podrías entrar en el mundo de la política, quién sabe.

Abraza a un niño pobre, dale caramelos y una canasta de comestibles. Sácate una foto, eres un ganador. Sé gloriosamente hipócrita, eso no falla, generalmente. Ten dotes histriónicas, eso te ayudará. Allí están los paradigmas de la historia, la farándula, el stablisment. A indagar.

No te la pases meditando sobre el carácter de la sociedad ni te arruges llorando por algo triste. El mundo es de los duros, sé un ganador.

Vivir

Aquel era el tiempo de las admiraciones, apoyadas en el culto a la hermosura de los libros. A sus autores, colocados en una especie de Olimpo. Los mismos que se morían por conquistar la celebridad a cualquier precio. Los escritores de las nuevas generaciones.

El embeleso ante esas sensibilidades, esos talentos, la gloria de la palabra: yo era inocente. Demasiado.

Los círculos académicos, el respeto obtenido en base al éxito. El fulgor y la cháchara. Saltar sobre las convenciones sociales, al ser paladines de la palabra, para darle poder al artífice de aquella belleza.
Ah, basta.

Sí, de pronto me di cuenta que los libros no te dan la panacea. Te dan esplendores pequeñitos, si es que no has asimilado lo que está más allá de lo que escribió la autora o el autor en días de marginalidad natural, lejos y cerca de ellos mismos.


_ Oye, ¿leíste El panegírico de Rodión dedicado a Borges?

_ Toooodavía. (El que contesta se averguenza y su cara, enrojece).

La carrera del que más sabe. El prestigio, las apariencias.

Si no leo cuatro horas al día, no tengo por qué morirme de verguenza. Quiero, sí, leer cuatro y más horas. Quiero ir al cine y comprarme varios libros. Mas si no es posible, no he cometido ningún delito.

Quiero vivir.
Si leo, viajaré a Indonesia en unos minutos, o a esa isla, a ese mar con tormenta. En cada libro, sea una novela, o de prosa, poetic, ensayos, hay un gran trayecto, eh, eso te dije Al, ayer cuando hablábamos de viajes.


Quiero vivir. Me iría con mi boleto, caminando fuera del libro.
Podría viajar, atravesar los océanos del mundo y encontrar un lugar excelso o irme de la ciudad a ver esas calles que extraño, entrar a un viejo café, con cuadros de Matisse y risas de chicos que se enamoran y desenamoran.





Hace aproximadamente un mes y medio, me ruborizé frente a un hombre con pelo largo canoso y jeans. Era (o es) muy flaco y alto; me preguntó al verme sentada en un banco, mientras miraba la prueba de un dvd': "¿me das permiso cariño?". Estaba acompañado de un muchacho que podría ser su hijo o su nieto, quién sabe. Cerca mío, parado estaba un señor que observándole bien, tenía menos arrugas que el delgado personaje con aire juvenil. El que se veía como uno de esos respetables señores, tenía gestos solemnes y su seriedad desaparecía cuando hablaba de cine. Sin embargo bajo esa capa de entusiasmo, subyacía su seriedad como distintivo. Formalidad y distancia.

Como decía, me sonrojé. Lo noté por la quemazón de mi rostro. Siempre me han gustado los hombres altos y delgados aunque no como algo inamovible, ya que también me han gustado los que son algo gruesos, y he admirado a hombres panzones, más allá de la estética imperantes y sus vainas.

Orientales, castaños, mestizos, etc, en el atractivo entre hombres y mujeres, son la delicia de lo interesante por su diversidad. Es parte del vivir, que a una le gusten los hombres, que a una le guste en esencia vivir, aunque no sea precisamente el gusto que preconiza Coelho y sus seguidores. Aunque no sea el gusto de vivir, con esa felicidad aséptica de burgueses satisfechos de sí mismos, de sus conocimientos y de sus logros.

No sé por qué de pronto he hablado de los hombres como parte del gusto de vivir. Ah, claro, es porque recordé a ese hombre: su vitalidad era impresionante. Me pareció un cinéfilo extremo, alguien que pasaba por Lima, buscando a Rita Hayworth en Dvd'.

Espero soñar con los personajes de mi vida, al menos con alguno. Siempre es un placer, no hay duda.

20.8.06

Desfase

Una manzana abandonada es una manzana abandonada. Qué extraño, pasé por su lado y la dejé allí tirada, aunque estaba sana y bastaba lavarla y llevarla a la boca. Qué extraño, tú eres un abandonado y no te miro. Ah, la crueldad inconsciente que martiriza a los niños cuando se acuerdan de algo que mata poco a poco, en esas noches, antes de rezar porque vendrá el angel de la guarda y dirá: "qué mal te has portado, no te cuidaré". Y Dios estará enojado, se comerá mi alma , porque Dios es caníbal y mi alma es de carne y plástico, también de chatarra. No sé, alguien me dijo que el alma no piensa. Ah, ya recuerdo, fue Aristóteles, ¿sí?. Tú sabes, tú sabes. Si la parca viene, prepárate, limpia tu alma y ríete, ríete, no te queda más que hacer. Ah, ya, yo soy el niño malo, ah ya, yo soy el niño bueno, eludiendo la maldición de algún viejo demonio. Espíritu viejo, espiado por el guardián de la luz. O es que hay que sonreír, ser dulce, decir siempre algo amable, ser simpático, mentir, así el viejo demonio será engañado y yo triunfaré.

Entonces, me volveré demonio, espíritu joven. Me subiré a tu nube preferida y desde allí te pintaré el espíritu viejo, a ti, el ejemplar escatológico en desfase, cuerdo, siempre cuerdo, adusto, pequeño criminal.



Foto: David Lladó, de su fotoblog imatges.net

19.8.06

Fugacidad

Escribir sobre la parca para reírme de su insomne acoso, fue quizás algo necio. Los divertimentos pueden ser palabras fugaces que herirán la propia intimidad.

Cuando te recuperas de la obnubilación, te tocas las sienes, te miras al espejo y giras para escupir en el inodoro.



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Claro que la cabecera, no será la de una chica multiplicada con fondo amarillo y blanco. Es sólo una prueba, porque se perdieron mis imágenes en blanco y negro.


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Se me ocurre que si fuera posible, fotografiaría a:



la Torre de Eiffel en día de lluvia torrencial

niños palestinos jugando en una tarde primaveral

Gilles Deleuze sonriéndome en un acogedor café de Lima

mi niño parado en la cima del Everest

Doria con su vestido más lindo en altamar a plena luz solar

yo, desnuda en un bar vacío

las callecitas de San Blas cuando amanece

los ojos de ese hombre que recuerdo

un tren antiguo saliendo de la estación de Los Desamparados (así se llama la estación)

los cielos de Praga, cerca de la casa de Franz Kafka

a mi amigo Jorge tocando el piano en un auditorio extranjero con mucha gente aplaudiéndole

L sonriente, caminando por el gran parque de Manhattan

el rostro del viejo Emile

la fachada del cine más hermoso del mundo (no sé dónde está)

a MM en Londres

a Fantomas tocando El bebé de Rossmary

a Jean Luc Godard besando a Anna Karina

a mi padre bailando en una casa campestre, en el jardín, con volúmen alto, tal vez una polka peruana

a Joan Sebastian Bach, diciéndome: hola

la escena anterior a mi finish mortal, con buena salud y melancolic de invierno

otras escenas que fotografiaría, serían desde otra dimensión, quizás a los que he amado, traviesamente, imaginando que otra vez saboreo un pay de limón.
Nota.- Fugacidad de la chica multiplicada en la cabecera. Ahora está la foto en blanco y negro de David Lladó.

Lo que me dijo la parca y recuerdos cercanos

Oye, -le dije a la parca con tono desprecupado aunque en realidad me desolaba tener encima mío a la pálida inmisericorde- estás fría como un oso polar, ¿podrías retirarte un poco de mí?

Al instante pensé que había sido torpe a la potencia mil: se trataba de persuadir a la parca de que me deje, no de hacerle preguntas. Así, di paso para que se riera y vi su gesto burlón mientras daba pasitos de baile.

- Voy a abrazarte y si me da la gana te llevo.


Me congelé de pavor. Me olvidé de lo hermosa que es la niebla, de tus ojazos extrañísimos y de todo lo sublime que busco cuando estoy sola en el desapego que me cansa, velando las tomas de mi película personal. Me congelé y vi cómo la parca se tornaba frenética como un arlequín en día de fiesta. Lentamente, recordé que desde niña he esperado a la parca. Lentamente reconocí que lo que me daba pánico era su proximidad en un día de celebraciones. Esta señora que de pronto era señor con capa blanca y cara aún más blanca que la nieve, si cabía tal posibilidad, venía a sacudirme cuando estabas en camino para que juntos navegáramos en esa tarde de verano, con gaviotas en el cielo y el inminente plenilunio. Algo celestial en el infierno que es este mundo.

Estábamos frente al mar y la parca giró hacia mí, con figura de siniestro andrógino, rejuvenecida, como si se hubiera hecho una cirugía plástica de última generación.

Las olas retumbaban como seres de quimera, tal vez esos seres imaginarios que atravesaban mis sueños, cada vez que se aproximaba tu venida. Ahora, estabas cerca, y la parca lo sabía. Apretaba su mandíbula, me lanzaba su gélido aliento y sonreía.

Estábamos en una playa solitaria, como la de esós films franceses donde se ha dejado solos a los actores en la escena marina. Tirité como un dibujo animado
que se va a desmayar o al que la parca se llevaría, sin happy end. Yo era los trazos de un pintor expresionista y la parca era la musa y el numen unidos en una imagen viva. Paradoja horrenda. La parca silbaba un requiem que yo amaba. Conocía mis afectos y mis pocas ilusiones, mis carencias y mis soledades.

- Sé libre aún, dijo mirándome como si fuera un Dios ominoso que concede la vida a su esclavo, el perseguidor de escenas imposibles. La parca repitió sus palabras al verme enmudecida, tan pálida como ella, sin lágrimas ni temor, porque ya me estaba muriendo.


Niebla, la niebla otra vez vino a envolverme en pleno estío, como un último capricho de la parca en esa tarde, antes que llegaras y me dieras ese fogonazo de tu mirada, mientras yo renacía.






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A fines del verano, Al fue mi fotógrafo. Se reía contento por el enfoque que le había dado a las fotos, sus precisos encuadres, con la luz de la tarde que se llenaba de niebla antes del anochecer. Me he dado cuenta que no es la primera vez que Al toma fotos captando el instante y la imagen en el punto para un certero flash, y me alegro, me alegro mucho. Le veo contento cuando va a tomar fotos: se pone festivo. Nos acompañamos risueños y luego callamos como en un ritual.

Aquella vez, mientras él se mojaba en el mar, antes de que la gente dejara la playa vacía, yo pensaba en la escena en blanco y negro. El invierno, como el de ahora, con su lluvia y su neblina. Personajes con abrigos cruzando la playa, conversando sobre el lonche que deseaban, los hijos que habían ido a un campamento, las flores que brotaron en el jardín, y el silencio para los secretos. Algo parecido a los secretos de familia que se ven en La flor del mal, película de Claude Chabrol. Homicidios acometidos a sangre fría en venganza a cariños maltratados, a amores prohibidos. Imaginaba un cortometraje dramático. Volaba un rato.

El negro es un hermoso color, ya lo dije alguna vez. Las negras nubes son hermosas si hay niebla y anuncian una tormenta que nosotros eludiremos, regresando a casa. Antes una foto, querido mío: toma la cámara. Mira el panorama, espera, o haz click si identificaste que estás en el instante justo. Cae la lluvia y no habrá tormenta, hijo, solamente cae la lluvia y las nubes negras son hermosas. ¡Flash, vamos!





Ilustración a color: La parca, tomada de Google.
Foto: Mar y nubes, de Marta Pereyra.
Foto en blanco y negro, tomada de Google.

17.8.06

Arcada

Asciendo a tu puente preferido. Aquel que transitabas con la mirada nublada llevando pan caliente en tu bolso. Kadia se burlaba de lo grande que era tu bolso, lleno de boletos, lapiceros, una agenda llena de direcciones extrañas, postales viejas, un lapiz labial, un espejo plateado, monedas y billetes mezclados en un estuche de cuero gastado, libros diversos y un origami guardado en un bolsillo secreto.

Hablo en presente, porque en presente te veo, y los hoyitos de tus mejillas aparecen en las tardes de invierno cuando paso por este puente y allí estás otra vez palpando esa arcada de azulejos cerca del río que se parecía al río Rímac, sucio, triste, en plena Europa.

Linda, te sacas la chalina de alpaca que te regaló Kadia en una velada donde te embriagaste sin medida y caíste rendida al sofá largo, contemplada por el gato negro y ese amante que te abandonó cuando supo que esperabas un hijo suyo. Luego el accidente, la parca caprichosa con cara de hombre cuervo, que no te llevó en esa colisi
ón mortal de buses donde murieron veinte personas en segundos. La chalina que ahora esté en mi repisa, con tu carta infantil. La chalina que guardaste en la noche de tu partida, en una caja para mí, con notas sobre El ángel exterminador.
Apuntes alucinógenos antes de la decisión que nos enfermó a Kadia y a mí cuando te vimos con el cerebro destrozado en esa mañana soleada, en el asfalto fresco de aquella calle que ya no puedo ver más.
Ahora que paso por este puente, con los dedos fríos toco la arcada y aún leo lo que escribiste rasguñando su textura.

Un haiku de
Li Po para la Luna.
E imagino la esfera negra o la Luna negra cayendo sobre el puente como tú cuando saltabas de esa ventana. La Luna como una arcada, y el graffiti medio borrado en la explosión de tus hoyuelos y tu belleza rota, sin resurrección ni nada. Tú, una arcada en el tiempo, sola y muerta.

16.8.06

Bobby Fischer, ¿Cómo va tu vida?

Fueron años duros, años de pobreza, ausencia de padre, extrañeza adolescente y el salto. Así vivió Bobby Fischer, uno de los titanes del ajedrez. Niño apasionado por el ajedrez, acompañado de su madre en tiempos de estudio y praxis, llegó a la cima mundial del deporte rey.

Pensando en los egos extremos, después de leer el post de Julio, pensé en Bobby Fischer.

Kasparov ha escrito sobre él en su libro sobre los grandes del Ajedrez. Gary, un campeón incomparable, a su vez admira a Bobby Fischer, aunque admita que es un individuo extremo que va por el mundo sin morderse la lengua.

El que fuera el enfant terrible del Ajedrez ahora radica en Islandia, país en el que saliera victorioso ante Spasski, el campeón soviético en 1972, cuando aún no había sido derribado el muro de Berlín y Rusia era parte de aquella Unión Soviética socialista.

En veladas espontáneas Al y yo conversamos sobre Bobby y nos preguntamos, ¿cómo irá su vida?.
Si supiera componer canciones, le habría compuesto una canción a Bobby, y tal vez la hubiera titulado ¿Cómo va tu vida Bobby?.


Sobre Bobby Fischer, aquí.

15.8.06

Delicatessen

En un mundo violento ser delicatessen resulta muchas veces contraproducente. Una banda de música análogamente visceral como un film gore, es apreciada hasta el extremo de interiorizarla en un acto de ética extraña. ¿Acaso una ética filo-gore?.

Inmediatamente se divorcia a lo violento de lo delicatessen, mas no todo es obvio. Explorar, raspar la realidad, encontrar sus capas, como en una disección existencial es deseable.

Delicatessen contemporáneo sería Paul Auster con sus novelas profundamente descarnadas sin el menor asomo de vulgaridad. La pintura naif, el expresionismo pictórico de Max Beckman, los payasos de Karel Benes, la escritura de Virginia Woolf, que para abordar personajes duros, lo hacía con una belleza cruda y elegante, una rareza potente expresada sin atenuantes. Musicalmente, Edvard Grieg, por ejemplo, como Federico Chopin. Grieg es maravillosamente delicatessen con La mañana y Chopin con sus Polonesas llega a un lirismo asociado a ese amor sui géneris, pleno del romanticismo de los poetas que escribieron como arcángeles extraviados.

Ante los poetas delicatessen, la fuerza de William Blake, el poeta hierático, el canto romanthic es como una rosa a punto de morir, y sin embargo está la posibilidad de unir a lo delicatessen con lo fuerte, alternándolos como en una fusión complementaria, que se fortalece en medio de las contradicciones.

Li Po, y los poetas que escribieron y escriben bellos haikus: perennes delicatessen.


Una cantante delicatessen: Björk, quien a la vez compone lo que canta. Esplendorosa y experimental.


Un cantante: Spinetta, asimismo cantautor, con una voz imitada y nunca igualada, que en cada vibración conmueve y alienta a acometer alguna acción vital, un poema, algo distinto a lo que destruye o envilece.


Una actriz: Romy Schneider. Su mirada y expresión corporal, finas e intensas.


Un actor: River Phoenix. Juvenil eternamente, maravillosamente expresivo.


La belleza tiene un rostro que se multiplica en los espacios y los individuos, como en un boomerang poetic.


Una canción: un ejemplo es Calling you, cantada por Jevette Steele, que se oyó en Bagdad cafe, aquel inolvidable film donde la protagonista es una mujer delicatessen.


Un cineasta delicatessen: Wim Wenders, con su ángeles que se hacen humanos y sus individuos que prefieren estar muertos en vida que hacer daño al que aman.


Un filósofo: Era más que un filósofo, delicado espíritu rebelde, amante de los hallazgos y los detalles, Walter Benjamin.


¿Renegar de lo delicatessen implicaría ser fuerte?. ¿Dónde está la verdad?, ¿o es que hay muchas verdades?


Delicatessen y dureza en conflicto: ¿por qué tendría que ser siempre así? como si una tuviera que excluir a la otra realidad? podría ser una esquizo situación vital, en una sociedad vapuleada por las expresiones violentas en su crónica y átona búsqueda apocalíptica. Pensar en los genocidios, donde el espíritu delicatessen ha desaparecido, convoca a la recuperación de lo delicatessen, con toda su fuerza, porque existe esa fuerza que se revela y expande pese a que pareciera que todo está en contra de su poeisis, de su ritmo: esa imaginación infinita que nada ni nadie puede matar absolutamente.


Es que lo delicatessen va contracorriente y su belleza se alimenta del silencio, las meditaciones, los diálogos, los monólogos y el grito. Lo delicatessen es musical y terriblemente inconformista.

Eso es lo que nadie le quita: si eres inconformista, tal vez eres delicatessen.


Ilustración: Payaso, de Karel Benes, pintura al óleo.

13.8.06

Ella amaba a Genet

Violette tenía la nariz grande grande. Era delgada y alguna vez escribió: "mi madre nunca me dio la mano". Violette sufría demasiado, era trágica, la vida había sido cruel con ella: eso es más que una afirmación, es la verificación escrita de un hecho ineludible. Violette fue una marginal desde que nació. Si no hubiera venido al mundo, nadie habría leído La bastarda, por ejemplo. Ella no se habría arrastrado rasguñando las paredes, por Genet a quien amargamente, amó.


Él era un hombre extraño para la mayoría de gente. Para Violette, jamás lo fue, sino un ser parecido a ella en lo esencial, otro paria más. Un renegado, un escritor, un demonio hermoso.

Los amores no correspondidos matan a la gente cuando se convierten en extremas nebulosas, tormentas, mares revueltos. Perversidades hundidas en el deseo frustrado. Violette Leduc escribía, Jean Genet escribía. Ambos hubieran sido quizás grandes amantes, si Genet no hubiera sido un pasional amador de hombres como él. Muchachos negros, militantes de 'Las panteras negras' en Estados Unidos, allá por los años 70.

Violette era arisca y se torturaba porque se sentía fea. Ella era interesante y no se daba cuenta de que lo era. Simone de Beauvoir fue testigo del amor revuelto de Leduc por Genet.
Cuando pienso en esos amores no correspondidos que matan al que sueña con el que le desprecia o no le da valor alguno, me pregunto qué es del orgullo, de la soberanía, ese peldaño que es tan fuerte como para mantenerte allí sin lágrimas. Tal vez, mientras es más constreñido el mundo del amador no correspondido, más grande e indefenso es su loco amor. ¿O acaso no es así? ¿Acaso nada tiene medida ni cura y la inteligencia emocional es un cuento barato que a la hora de la verdad no sirve?.

Genet amaba, desamaba, solamente quería. Había dejado atrás la cárcel. Le habían llamado San
Genet. Él se desconcertaba y no podía gritarle a Sartre que por qué diablos se había atrevido a llamarle San Genet. Sartre era el artífice de su libertad al haberlo descubierto como escritor y movido con eficacia una campaña que logró arrancarlo de la sórdida prisión. Genet no era desagradecido ni un vulgar tipo de las insolencias inútiles. Si insolencia era la de ser como era en el tiempo de las moralinas aún imperantes en Francia.

Violette Leduc era una flor quebrada. Tan sólo se apoyaba en la escritura, como una rara avis de la crudeza y el desamor.
Cuando estuve insomne en un tiempo que se fue, pensaba en ella, en Violette y su desolación. La quise, aunque me molestara imaginarla humillándose tras de un hombre. Aunque este hombre fuera Genet, quien fue cruel con ella sin proponérselo conscientemente, porque la crueldad tiene caras diversas y una de ellas es el velado desprecio hacia el otro ser que es como una sombra chinesca que pasa ante el cruel. Un objeto de estudio, un objeto sin color ni sabor, o alguien invisible.

Las actitudes cambian con la transformación de las ideas y los prismas para ver la vida. Ahora una puede apasionarse por alguien y sin caer en el despecho (éste es demasiado ridículo) reírse del que no le quiere, reírse de si mismo como en una tragicomedia. Luego viene una especie de cinismo, el único que vale la pena tener: reírse de uno mismo, después de secarse el rostro mojado, por esa pena temporal. Siempre es benéfico dejar caer alguna lágrima, antes que nazcan los brotes de ese cáncer que acaba con el que sufre, quien reprime en un intento por ser duro, las lágrimas, esa gotas que sólo se contienen con un sobreesfuerzo. Ah, déjalas caer, le diría a ese chico -que se arranca algún cabello en un gesto desesperado- y que llueva en los ojos, hasta que la hermosa niebla venga y las lágrimas se vayan al lugar de los sueños idos.

Como si pudiera venir un mago en medio del caos, sin ángeles guardianes cerca ni lejos, solos, completamente solos con el mago inventado, el mago que nos dicta maldiciones, alguna palabra antidiluviana, algo parecido a un elástico que ajusta las ganas de desnudarse para encontrarse a solas con uno mismo, sin velos, al borde del propio abismo.

Oh, el abismo puede estar en la ducha.

Irse al baño, dejar correr el agua, viajar dentro de la bañera, con los ojos cerrados. Ah, qué suave la espuma sobre el cuello y cada parte del cuerpo. Olvidar, sujetarse al sonido del agua: otra vez la lluvia helada que cae y el sonido de una carcajada. El frío del azulejo y el espejo que devuelve la imagen del cuerpo en su hora solitaria, cuando nadie viene a tocarlo. La refrescante soledad en los ojos y un pálpito, un augurio, un grito contenido. El fin.

Violette, tu cuerpo no existe ya, el cuerpo de Genet, tampoco. Algún día, nuestros cuerpos tampoco existirán. Algún día.




Ilustracion: Genet, dibujado por Alberto Giacometti.

12.8.06

Extrañamiento

Descubrí el origen de mi cuerpo en la hora desolada mirando un paisaje nocturno en la costanera, lejos de los ruidos de la ciudad y de las labores cotidianas, cuando los monocordes juramentos se pierden en el vacío y no hay vestigios de gritos. Esos gritos que amantes extrañados lanzan en camas pobres, cuando el alba se aproxima y los niños duermen, niños cansados que salieron a las calles a trabajar, lejos de las pantuflas cómodas, la leche tibia, el beso de la madre que susurra una suave canción. Muy lejos.

Mi cuerpo en la hora extendida por su metafísica, es silencioso, furtivo, se dobla para sentirse, mientras mis ojos le miran entre la niebla del tiempo y mi descolorida apariencia. Mi cuerpo es atemporal y traspasa el cuchillo de la soledad, cuando baila y se aquieta después de la violencia de los pensamientos vehementes: los sonidos de mi cuerpo se unen con el eclipse de lo que amé alguna vez. Es como si un requiem sonara en mi cuerpo, antes de buscar su luz.

La noche se levanta y se sienta sobre mis piernas, y me aleja de las escaleras, de los ritos simples frente a mi pequeña montaña de discos y la cara del gran Ludwing, orgullosa, extraña, en blanco y negro.

La ciudad es vasta y diminuta para extenderme su abrazo. Mi cuerpo se oculta en la noche, y la ciudad se oculta en mi cuerpo: la simbiosis le quita brillo acualquier posibilidad de amor. Lo sé y neciamente contemplo en la lejanía a alguien que no conozco, como si el sónico dulx no fuera esquivo, y la melancolía tuviera los minutos contados, porque la bomba estallará y se llevará, mi cuerpo, el tiempo fracturado, los sueños, los ecos de aquella voz. Ese todo despedazado por la bomba/pesadilla, un trazo de horror gigantesco, una maldición demoníaca con belleza sucia, y la Nada flotando directamente hacia el espacio solitario en que se deshacen los deseos.

Amanece lentamente. Soy bruma. Mi cuerpo se balancea en esa eternidad pavorosa que cabe en un poema o en una transfiguración mortal. Afuera, el invierno estalla una vez más. Soy lluvia. Mi cuerpo es la tormenta que asola mi interioridad: ingravidez del desamor, sinfonía, atonal tema rodante. Salgo a la calle, leo los titulares de los diarios, la esclavitud está en los ojos de la gente, sigo caminando, revuelvo mi bolsillo, volteo la esquina, entre la niebla escribo un graffiti en una pared anaranjada:

infinita xeterbrak
infinita infinita punzante serena punzante

camino luego sin prisa, niños uniformados pasan, policías uniformados aprietan sus fundas, acarician sus pistolas, mujeres exhaustas corren para alcanzar el autobús, los hombres se acomodan las corbatas, los choferes escupen, los ancianos llevan panes calientes en sus bolsos raídos, las secretarias huelen a perfume floral, la llovizna cae, la gente uniformada, los gritos matutinos, el vértigo, el ruido, las campanas de los templos anunciando las misas, las fábricas y las chimeneas, el smog y la bruma, siempre la bruma, y el recuerdo del éxtasis como una bofetada, duele. Mi cuerpo embiste lo que soy, frente a otros cuerpos, se acerca, se va, habla, intenta elevarse, mi cuerpo vuela, al final, se va, como si más allá le esperara otro cuerpo, iluminado antes de la caída, del desasosiego, aquel que se sube a los tejados y a la mesa, al libro y al pecho, cuando late como si todo estuviera a punto de desaparecer, en la explosión última, y de pronto estoy aquí, otra vez lejos, salté, y llegué a mi morada secreta, soy una outsider en su silla, mirando a dónde el invierno renace una y otra vez.






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La cabecera del puerto, cambiará. Será en blanco y negro o en sepia. Si no, con claroscuros, diferente a la que ahora está.


Si pudiera, en este mismo instante, estaría en el país de la nieve, allá donde hay pagodas y plazas enormes.


También me gustaría ir a Arequipa, otra vez.


Luego ir a Cusco, a tomar una cerveza en un lugar tranquilo. Querría caminar por las callecitas del barrio de San Blas.



Tengo unas flores de papel guardadas para Al. Y un origami que me regalaron hace tiempo, con amor.



Soy rain. Es una alegría rebautizarse en un acto irracional. V asterix también...
No sé por qué hay que aceptar obligatoriamente el nombre que una tiene. Hay nombres hermosos: si me llamara Doria, amaría mi nombre.



Las guerras: cada día y antes de dormir, me quitan luz. Aunque sé que si se acabaran y hubiera paz , esa paz de los días sin bombas estallando ni armas químicas matando a la gente,
la inquietud del spirit seguiría viva y el abismo de cada uno, seguiría allí, aunque lo sé, las guerras me quitan luz.
¿Sientes que las guerras te quitan luz?



Leonard Cohen: sus canciones son el punto exacto para levitar. Existe el amor si Leonard canta.

9.8.06

Dead man o el cine en blanco y negro contemporáneo

Si la lentitud de las escenas cinematográficas te desquician, será imposible que disfrutes Dead man, a menos que la heterodoxia cale en ti radicalmente y a la hora de la verdad, ver a William Blake viajando en una canoa mueva los resortes de tu versátil sensibilidad. Johnny Deep es William Blake en Dead man, y el soberano indio Nadie es su amigo, el que ve en él la reencarnación del visionario poeta.

Dos marginales en una travesía densa, lenta, hermosa. Diálogos aparentemente simples, mas cargados de intensidad y señales. O la no intensidad que se pliega entre nosotros viendo a William Blake recostándose al lado de un pequeño venado muerto por un disparo a su cuello, como la muchacha asesinada por Charlie, el hijo de un corrupto potentado (un magistral Robert Mitchum). Extraña posibilidad del amor en una noche azarosa.

Un joven contador pusilánime visto a través de una mirada externa, de superficie, que se ve envuelto en la maraña de un viejo oeste pérfido, poblado de personajes marginales en la violencia más visceral, por lo demás normal entre la frialdad de su atmósfera llena de personajes marcados por el espíritu saqueador.

Deep interpreta a un joven desconcertado que curado y guiado por Nadie, el majestuoso indio que lo rescata de la muerte, va internándose en ese mundo en las respuestas defensivas que está obligado a dar: vienes a matarme, antes te mato yo. Y es rápido, porque la muerte ya estaba en él y Nadie ve esa revelación tomando peyote. Visión sagrada. Visión que llevará a Nadie a un viaje con William Blake por un río que es como el de la vida, a veces tranquilo, más amenazante, o sereno con el aviso implícito de una soledad definitiva, la última, la que te recibe sin solemnidad.

Los personajes de Jim Jarmusch, el cineasta de temple ácido e inclasificable visión, son diversos en sus actos violentos o no. Un mercenario durmiendo con su juguete, un oso, advirtiéndole al otro asesino que si comenta el hecho, lo matará, es un alto punto de inflexión humorística. O ver al mercenario caníbal en un acto gore, sabe a violencia realista suprarrealista. La combinación explosiva de un bello film.






Cada diálogo y gesto tiene sus señales, para alcanzar registros discursivos fuera de un esquema ordenado, donde la trama se rige por un desorden con resquicios o rupturas. El cine de Jarmusch es de planos inolvidables y dispersión natural. El espectador tiene en sí, los elementos para armar el film, con las señales, las secuencias, los diálogos, la profundidad de los gestos, naturales, sencillos, traspasando toda simpleza. Hay sencillez, sí. No simplismo.


Blanco y negro: lo ha usado Woody Allen, sobretodo sublime en Manhattan y Sombras y niebla, Andréi Tarkovski en varias de sus películas lo emplea, así como el sepia. Son sólo referencias, porque son varios los realizadores que han empleado el blanco y negro, desprendidos del imperativo de filmar a colores. Como Sin city de Robert Rodríguez, con Bruce Willis interpretando a un policía heroico que apasiona a la niña que él ha salvado. En fin, films en blanco y negro, realizados con ímpetu e imaginación los hay y son gemas que tenemos la ventura de ver y vivir. Porque el blanco y negro se transforma en la yema de la existencia, son los colores existenciales por excelencia que filmados desde una mirada estética le dan a la película una poiesis inolvidable.

La música: la banda sonora la compuso el amigo de JM, Neil Young, compositor de estilo y escuela rodante por el mundo, que en este film, le da el espíritu de una guitarra eléctrica dimensional. Mientras que otros realizadores pasan la música por alto, con resultados excelentes como lo hace Eric Rohmer, Jarmusch la usa con la visión de un artesano del cine, como él mismo se llama.

El pasado domingo vi Dead man en el Cinematógrafo de Barranco, pequeña y gran sala de cine. Fui con mi niño y ambos salimos animados, conversando y conversando sobre Nadie, William Blake, la joven asesinada, los forajidos, el viaje en la canoa con ese final que nos comprimió los corazones. El mío se bañó de luces blancas y negras, como las del film, en el de mi niño, las luces salían de su pecho, las vi.
Eso es conmover. No es sentimentalismo que se olvida al día siguiente o pasados unos minutos cuando se come una ensalada fresca. Conmover es alterar el fluir existencial. Oh, es que parece mucho, en realidad lo es. Es. Luego la vida continúa y a veces, entrecerrando los ojos, volvemos a conmovernos, evocando aquel film y los rayos de la razón aparecen y nos envuelven: existimos y lo sabemos.




Entrevista a Jim Jarmusch.

Dead Man (1995) Dead Man, USA, 121 Min.
Director:
Jim Jarmusch
Guión:
Jim Jarmusch
Fotografía:
Robby Müller
Música:
Neil Young
Intérpretes:
Johnny Deep, Gary Farmer, Lance Henriksen, Gabriel Byrne, Robert Mitchum, Iggy Pop.

5.8.06

Condenas y celebraciones

Hace unos años, cuando vivía en Pueblo Libre, cerca de mi casa una chica fue insultada por la esposa de su amante. Horror. Según los gritos de la ofendida mujer, ella había destruído su hogar. La chica que tendría unos 20 años, no más, tenía la cara encendida, era verguenza pura porque su gestualidad lo declaraba a los cuatro vientos.

Ahora recordé su expresión.

Los vecinos la condenaron. Mismos inquisidores de la época medieval, la miraban despectivamente. Ella pasaba erguida por la vereda, y yo chiquilla, la miraba y sentía cierta tristeza, algo raro, como volví a sentir cuando vi esa escena de Malena, la película en la que las mujeres del pueblo, golpean a Malena, porque había sido la prostituta más codiciada, adorada por sus propios maridos que en esa oportunidad no movieron un dedo para defenderla. Malena había acompañado en aventuras de cama a militares fachos. Eso se deja entrever en el film, en el que Malena que creía ser viuda, pasa sinsabores y acosos hasta que entra a la prostitución, como vía para escapar del hambre en medio de la guerra.

En esta vida fugaz, a veces he visto cómo se condena sin contemplaciones. Cuando se trata de genocidios, de matanza de niños, las protestas se bifurcan, mas es como si las condenas por otros motivos fueran las que exaltan a las juventudes de hoy. O bien es la torva intención de condenar y condenar.

Evoco a los primigenios punks gritando en las calles con su crestas pintadas contra el sistema y su doble moral, mientras el status quo, arreciaba vigilante en su preservación, sacando sus fuerzas represivas, apuntando contra toda señal de rebelión.

El grito

Es vislumbrador que se desenmescaren actitudes hipócritas. Por otra parte, a veces me desconcierto cuando gente que se cree superada en muchos terrenos, es conservadora en lo esencial. Al final son tan conservadores como alguien que no se sienta punk, sino todo lo contrario.

En el inmenso saco de contradicciones humanas hay un hedor que aleja y uno solamente quiere salir del saco y respirar aire puro. Mas ya no hay aire puro. Hay que buscarlo en algún espacio verde, campo, pequeño pueblo recóndito. Y sin embargo la ciudad hace adictos a ella, a sus habitantes, como en una relación de amor-odio.

No puedo odiar a Lima. ¿Celebro eso?
Simplemente sucede, es un afecto que fluye. Lima es mi madre, lo declaro otra vez. Mi madre es terrible y cuando es amable, sé que le quiero aún más.

Oh, disgresiones. Sigo.

Hoy voy a celebrar algo personal. Dentro de un rato.
Esa espectativa me alegra. Estoy animada. La ciudad me espera. A veces me espera.

4.8.06

Kimba Vilis: una visión musical diferente

Kimba Vilis es un rockero limeño, de la generación que vivió el tiempo de los bombazos y los apagones en los 80's. Baterista de Leusemia, una banda que hizo historia en la movida subterránea limeña, ha editado su libro Abismus Habemus, que contiene poesía, pinturas, un cd de musica y un video multimedia..

El hallazgo lo supe en el Bar Queirolo, hace unas semanas.
Está muy fresca la imagen de Kimba acompañado de su princess, una simpática chica de cabellos ondulados y vaporosos. Kimba contestándome acerca de sus influencias musicales. Porque díganme cómo no intentar saber qué es lo que le ha motivado a un músico a componer temas, las canciones donde deposita sus creencias, su mirada sobre el mundo y sobre sí. Puede ser una pregunta hecha mil veces, mas yo desconocía la visión de Kimba, su particular visión, que es la que se funda en un romanticismo del año 1800, algo extraño más comprensible.

"He pensado que pertenezco a esa época, lo que compongo se alimenta del romanticismo de 1800". ´

- ¿Gótico? pregunté.

- Más bien diría que es un estilo inspirado en lo celta, un pensamiento traído a tierras sudamericanas, mas siempre ubicándome aquí, en mi básico entorno, movido por ese ámbito de bosques profundos en lo que es
"la epítome incólunme de un sueño... el defecto dominó".

Sí, estas palabras son las que presentan a su libro. Kimba Vilis recuerda a Banda de Cadalzo, a sus anteriores proyectos, esos sueños sucesivos. Habla de los bosques de Sherwood, de cómo siente que esa geografía es suya o que él le pertenece.
"No es no me guste Perú, sino que me siento identificado con Escocia, sus paisajes, su color.
Lo que hago musicalmente se proyecta en una acústica sinfónica".

Mirando a Kimba, pensé en cómo el tiempo nos cerca o nos deja pasar por él e imaginé aquella escena de un viejo film Éxodo, donde se ve lo que la biblia cuenta: el mar se divide dando paso a los elegidos de Yavé, que pasan con sus caballos, con sus vidas, por ese asombroso camino que el mar les ha dado. Así, veo a los que toman el tiempo como un mar que se abre, contra todo pronóstico y pesar, uno pasa y hace lo que anhela, en un gran impulso. Es más que sobrevivir.

Voy por mi Abismus Habemus, en esta tarde húmeda de invierno limeño. Gracias Kimba por el gozo publicado.



Sobre Kimba,
aquí.
En la foto, Kimba Vilis.