Esta mañana me levanté algo agotada y después de ver partir a mi niño al cole, pensé y pensé.
Tenía que pensar.
Pensé en lo que es la incomunicación, los malentendidos, las miradas que juzgan y te traspasan como un cuchillo frío al ras de la piel. Casi te hieren profundamente mas una se levanta de un salto
siempre los saltos
los saltos gatunos
los saltos pensativos
los saltos para jugar
los saltos para gritar
los saltos para guardar silencio
y pensé en Syd Barrett, muerto por complicaciones de la diabetes, según el diagnóstico oficial, y
desaparecido hace tiempo de la escena mundana. Así que no es que una llore dramáticamente porque él se fue para siempre, sino que queda una sensación a rotura. Algo se rompe otra vez, alguien que de una u otra forma es importante en tu vida, como lo es que quien lideró en los primeros tiempos a una de las Bandas más emblemáticas del rock llamado 'progresivo' se muera. Es una sensación que se repite de vez en cuando, al irse alguien como Syd.
Alguien que nos importaba definitivamente, como representación física de una construcción musical innovadora.
Pensé también en aquella declaración de Simone de Beauvoir: 'Lo personal es político' y me dije, mas bien exclamé:
¡oye tú, siempre tienes algo que decir aunque no parezca!
híbridación entre lo deseable y lo que se es
Pausa
Tendría que sonar la lluvia cayendo en estas ventanas del tragaluz, y serían música. Saldría a ver la lluvia en bicicleta, y luego inevitablemente
uno se conoce en los deseos más profundos
le diría a Al
oye, por favor me traes un pay de limón si pasas por la pastelería de Don Augusto
quiero ese libro empastado con ilustraciones surrealistas
o te diría a ti que estás cerca/lejos ( a ti, tú sabes)
quiero conversar contigo en un bar tranquilo al extremo de la ciudad
y de pronto
(lo más duro aparece de pronto)
una se acuerda que hay hambre en el mundo y se siente una hormiga, no atómica y sí hormiga, una se acuerda de los niños muriéndose en el mundo, de las minas explotando en Bosnia, del maltrato a niños trabajadores en minas recónditas
(es una irrupción que en mi vida acontece, lo que me bloquea un rato,
un tijeretazo emocional/racional
y luego a seguir...)
fin de la pausa
Se piensa otra vez
a veces es cargante pensar,
es una operación transmolecular agudizada
lo personal se desvanece, luego reaparece, ocupando otra vez una parte significativa de la vida
la ética no es aburrida, pienso
kant es aburrido, como dice Tzarel en un relato sobre Syd Barrett, Dios es aburrido
lo monotemático a gran escala, en omnipotencia figurativa es superlativamente aburrido.
La ÉTICA es interesante
se lee a Platón tan poético desterrando a los poetas,
a Sócrates diciendo 'sólo sé que nada sé', lo más relevante de toda su oratoria,
a San Agustín, arrepentido de su díscola vida para beneplácito de Santa Ana, su madre,
a Hobbes incapaz de pensar en una sociedad extravagantemente libertaria
o quién sabe, sencillamente ludens,
y cuando llega Nietzsche, haciendo un terremoto en los anales históricos de la filosofía, una mujer como Lou Andreas Salome, de la que Wilhem Fiedrich estaba apasionadísimo, escribe sobre él lúcidamente,
ya nada será lo mismo, había llegado Nietzsche, el filósofo dinamita.
Mas para matizar la filosofía
no para debilitarla,
están Heidegger y Kierkegaard, con sus libros bellos, sus reflexiones sobre arte, sus elevaciones cuasi místicas existenciales.
Spinoza asoma por allí radiante, que es un gusto.
Marx con su filosofía desafiando a Hegel y hablando de la lucha de clases.
Lo que sucede es que si te fijas bien, la filosofía alimenta a la Ética. El Arte está en el medio, oscuro, luminoso, sutil, extraño, bárbaro.
Solamente estoy mencionando epígonos. Luego vendrían otros en el siglo XX. El inconformista Sartre, caminando por las calles parisinas y por Argelia, y a su lado la escritora de vidas rasgadas, Simone de Beauvoir. Sartre tiene un artículo, donde cuenta cómo comenzó su amor por el cine. Cuando lo leí, al final era como si hubeira visto un cortometraje en blanco y negro con esas rayitas sobre la pantalla, dándole aire a antigua, y zuuuumm, el sonido del proyector con su carrete gastado.
Pienso que si los chicos se les invitara a pensar y pensar, en las aulas, fuera de ellas, caminando, leyendo poesía, meditando, se avanzaría bastante para cambiar lo que son nuestras sociedades decadentes.
Recuerdo que las meditaciones de Husserl, me exigieron más concentración. La filosofía se complicaba y eso era un desafío , así que había que seguir leyendo y asimilando mediante una introspección de esas que a uno lo dejan exhausto.
Con Foucault llegó lo hardcore . Es decir, que al abordar el poder y sus subjetividades extremas, lo que está más allá de la superficie, de lo evidente, MF da herramientas intelectuales para de una vez por todas dejarse de remilgos y condenas moralistas.
La homosexualidad, deja de ser una palabreja justa.
Cuando conozco a Gilles Deleuze caigo fulminada. El viejo Emile Cioran me había arrojado a un abismo, yo había subido poco a poco a ver la calle, traaaccc, pasaban los autos, sonaban las bocinas, la mierda estaba por todos lados, y también cierta alegría oculta en encuentros, conversaciones, ir a una exposición plástica, un happening, otra vez los libros, apreciar la belleza de un hombre contradictorio, verme a mí misma, mis yoes, y el flujo musical brotando y brotando de aquí y allá.
Así que la llegada de Gilles potenció esas ganas irracionales de ver todo, que no me había dado ni el mismo filosofo dinamita en tal grado.
Solamente interfieren las señales cruzadas de un código vano
nada es perfecto siempre
y hay que leer otra vez a Gilles, para entender algunas significaciones. Leer a otros pensadores como a Sloterdijk, volver a Mariátegui, reencontrar a Zaratustra.
La ética se torna apasionante, más apasionante que antes, cuando era un bosquejo. La ética no se explica, está implícita en lo que una ha leído con asombro, serenidad, alegría, bramido, plaaaafff, sí.
Ee el bramido de una ola interior. Como si dentro de una hubiera un mar, y se escucha el sonido de las olas, porque el mar brama. Algo sucede.
La otra cuestión importante, la veo en el plano afectivo. Y en cierta disciplina, que se convierte en autodisciplina.
Si desde niño no te han amado, te jodiste, a menos que te salve la filosofía y la música. Beethoven, sí. Mozart, los primeros y que nadie te engría, sino te joden la vida. Que nadie te dé todo lo que pides, que no corran a comprarte el juguetín que pediste y llegue a ti con ojos de arrobamiento, amor fatal.
El Arte, totalidad donde la filosofía y la ética se dan la mano con naturalidad. Que nos salva, y más que eso, nos potencia hasta donde nosOtros mismos lo permitamos, es una gloria. Puede ser, el arte, desesperanzador en estos tiempos, mas paradójicamente es vital y por esa vitalidad se transmuta y lo que es desesperanza por la alquimia del acto creador se torna deseos de vivir. Deseos de EXISTIR.
Veo a la Ética, como una conquista individual que va haciendo la conquista comunitaria. Es una Ética que no da discursos morales
ni te habla de mujeres y hombres buenos y malos.
Es una ética liberadora, fluye sin anuncios grandilocuentes.
Está viva. Y no admite falsificaciones porque es móvil y abierta.
Creo que los librepensadores conocen esa Ética.
Sí. Si acaso alguna certeza tengo en la vida, es esa.